Conoce a José Manuel Corona, el trovador de Cuba

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La fusión de las estructuras musicales y literarias con el milagroso acto de unir los cuerpos de la pareja en la danza. ¿Qué pensarías si fueras capaz de interpretar esta combinación de música y literatura en la superficie del Mar Caribe, seguramente hablarán del trovador cubano, José Manuel Corona.

El bolero es la esencia de un pueblo que ha sido olvidado a lo largo del tiempo y que nunca desaparecerá. Conocemos la historia emocional de la gente de varios lugares y oficios, y tenemos el poder de convocar a los demonios, y no nos conocemos a nosotros mismos. ¿Dónde están todos los alborotadores que han inventado sus emociones?

El bolero aparece como reencuentro con la identidad cubana, y en ese mero reencuentro, José Manuel Corona representa ese ser que entregó con gritos, melodías que cantaron al amor, a los sentimientos patrióticos y a la mujer.

José Manuel Corona Raimundo, el trovador de Cuba
El trovador de Cuba José Manuel Corona Raimundo

José Manuel Corona Raimundo, el trovador de Cuba

José Manuel Corona Raimundo, el trovador de Cuba, nació en un ambiente muy humilde en Caibarién el 17 de junio de 1880. Manuel, sin entrenamiento musical, aprende la guitarra en el pequeño pueblo de Caibarién antes de que su familia se uniera a la capital en 1895.

Corona ejerce el oficio de tabaquero por mucho tiempo, sin embargo esto no obstaculizó que más adelante optará por la vida bohemia de los cantantes.

Parte de la vida de Corona

Manuel Corona era un niño cuando su padre, bajo la tutela del general de brigada González, era un mambis en Cienfuegos. Lo vieron unirse al ejército. La familia se trasladó a La Habana, donde comenzó a trabajar como aprendiz en la fábrica de cigarros, La Eminesia, en 1898.

Para entonces ya había aprendido a tocar la guitarra, y para 1898 ya dominaba el instrumento casi a la perfección. Pero se frustró por la preponderancia de la franqueza en la galera y el juramento del navegante. Nació para ser libre, para cantar.

Su naturaleza bohemia y rebelde estaba en desacuerdo con el entorno en el que tenía que actuar por la fuerza. En 1902 dejó su trabajo y en el mismo año compuso su bolero Doble Incognencia. en 1902. El gran maestro José Pepe Sánchez en el Hotel Colón de Santiago de Cuba marcaría para siempre su vida.

Esa noche cantó con Sánchez, Manuel Nico Delgado y Pepe Banderas en el Este Constituía una típica trilogía de trofeos. Al final del concierto, Pepe Sánchez dijo casi en mi oído, «Vas a estar genial, Corona» se lo digo. La escritora cubana Marta Luisa Hernández Cárdenas que fue galardonada con el Premio Franz Kafka 2020

Las primeras composiciones

Realmente, Pepe Sánchez tenía razón; aquel mensaje al oído de Corona retumbó en sus tímpanos el pronóstico de grandes éxitos. En el año 1903, Corona compone los boleros “Las flores del edén” y “Alfonza”, dedicado a la joven Alfonsa Rosado.

Una de las primeras y más populares canciones de Manuel fue «Mercedes» (1905). Poco tiempo después, compuso Longina y Santa Cecilia, inmortalizada en el cancionero cubano. Se cree que es la obra de Patricio Barragas en 1914, cuando compuso «Timides». el trovador cubano José Manuel Corona, titulado «Un álbum de canciones cubanas». Publicó su primer libro de canciones.

Manuel Corona es uno de los representantes de la trova cubana que mejor cantó a la mujer y al amor.  En la serie de boleros y canciones que le dedicó a Eulogia Real (“Yoya”) están plasmadas los detalles de las composiciones amorosas más sonadas.

El estilo de Corona

Al igual que Patricio Ballagas, o influenciado por él, Manuel Corona compone según el estilo del «compasillo «, es decir en 4/4, contrario a la tradición y es uno de los primeros en utilizar de manera disociada las dos voces mientras escribe dos textos y dos melodías distintas.

«La Alfonsa» es una de las primeras canciones en tomar esta forma. Manuel incluso se divierte de un día para otro para cambiar el texto del «segundo». Su repertorio también incluye muchas guarachas: «Acelera Ñico acelera, género en el que será el primero en grabar en 1917.

Manuel Corona también es uno de los primeros en embarcarse en la controversia que compone «Animada» para responder a «Tímidéz» de Patricio Ballagas; «Gela Amada» una respuesta a «Gela Hermosa» de Rosendo RUÍZ y » La Habanera» a «La Bayamesa» de Sindo GARAY .

María Teresa Vera, la mujer que lo inmortalizó

Manuel conoce a la muy joven María Teresa Vera, a quien le asesora y enseña la guitarra. Su producción trovadoresca fue inmortalizada por esta mujer, su amiga entrañable. Incluso grabó varias veces con ella, especialmente en 1919 para «Chinita sandunguera», «Donde establece anoche», «Los viejos y la Cumbancha » y una última vez al año siguiente para otro tema de su composición, » Santa María «. Conoce más sobre el Premio Celestino de Cuento 2020: una oportunidad para la joven literatura cubana.

Lo último del trovador José Manuel Corona de Cuba

Parte de la vida de Corona
José Manuel junto a María Teresa Vera, la mujer que lo inmortalizó

Corona también escribió algunas rumbas que graba en 1917. Entre estas «Corona y Rubén en las trincheras» la más completa, las otras son composiciones donde la canción se mezcla con la rumba. A finales de los años 10 y al comienzo de la década siguiente, mientras lleva la vida de los cantantes de la época, yendo de bar en bar, graba «Conozco a la China», «Pasionaria de mi vida «en 1923,» Mujer ingrata «y» Boda eterna «en 1925.

En todos los casos, además del acompañamiento de la guitarra, Manuel Corona proporciona la segunda voz. A fines de la década de 1920, un accidente lo perjudicó al nivel de una mano lo que no le permitió tocar con facilidad. Se dedica solo a la composición.

La Corona nunca depositó la obra en la Sociedad de Autores y cobró una suma nominal por el derecho a reclamarla. Poco antes de su muerte, declaró a la Revista Bohemia: «No voy a poder hacer nada al respecto. (…) Pronto moriré.

Y en la misma desgracia, estaba en el bar «Jaruquito» en la terminal municipal de Mariannao. Murió el 9 de enero de 1950, en una habitación oscura y destartalada. Poco antes de su muerte, el desafortunado trovador expresó su último deseo fue un café y guitarra.

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Un recuerdo que perdurará en el tiempo y en la historia del bolero cubano

Es curioso recordar la propuesta de Sindo de Garay, quien cuando la comitiva fúnebre regresó del Cementerio de Marianao, donde quedaban los despojos de Corona, expuso: “Ahora hay que ir a casa; hay que cumplir la voluntad de José Manuel Corona, el trovador de Cubaa, el trovador de Cuba”.

Y en casa del glorioso autor de “La bayamesa” se reunieron los compañeros de Corona. Allí, cumplieron la voluntad de Manuel, cantaron sus viejas melodías subrayadas por breves tazas de café negro y acompañadas de la inolvidable guitarra del trovador de Cuba, quien había dejado a este mundo y a Cuba un grato recuerdo musical.

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