Relatos, experiencias y emociones de una migrante de Cuba, ella es Ana Sotelo, cuya aspiración era que su hijo creciera en Libertad.
Es una mujer segura de sí misma, ella dice lo que piensa, algo necesario para una profesional de la arquitectura, sabe de ángulos, colores, texturas intensidad y densidad, lo fundamental para el diseño perfecto de ese magnífico proyecto llamado vida. Ana se fue sin mirar atrás con una maleta llena de emociones pero sin permitirse esperar nada, hoy ella nos cuenta su historia.
“Al irme de mi país me trasforme…” Ana Sotelo
Es un de las frases que nos expresó con vehemencia…
En esta grata conversación, conocerás los matices de esta mujer Ana Sotelo, que eligió trasformar su vida, con una decisión, que implicaba dejar atrás una cultura, una familia e iniciar de nuevo.

Ana Sotelo repleta de la incertidumbre y el miedo de no saber que le deparaba me fui
Ella nos comenta:
¿Qué te impulsa a emigrar de Cuba?
Cuando mi hijo tenía solo 10 años contrajo varicela, lo que es considerado algo tarde, por la urgencia tuvimos una oportunidad de pasar tiempo juntos, sin el afán de la cotidianidad.
Me mantenía ocupada esterilizando el espacio y cambiando sabanas día a día, lo vigilaba para chequear la fiebre y aprovechaba la oportunidad para mimarlo un poco. En uno de esos días usuales caminaba por el patio y escuche a unos fundadores que pasaban con la consigna del momento “Que lo sepan los nacidos y lo que está por nacer…”
Era una situación inusual porque mi hijo se me acerco y me dijo en voz baja:
“¿Mami viste a los comunistas esos?”
“¡Igual Tu!” Le dije como reflejo involuntario.
Ella se olvidó de todo…
Me olvide de todo lo que estaba haciendo y hasta cerré las ventanas, tuvimos una conversación y me dejo bien claro que a él no le importaba que en Cuba hubiesen carencias “YO AMO A MI PAÍS PERO NO SOY COMUNISTA”
Cuando un pequeño como él te habla con tanta claridad, tus ideas se revuelven y se reordenan las prioridades, entre la carrera los trámites y la edad de servicio.
En ese instante me dije: “Ana Sotelo lo criaste para ser libre y frente a ti ves las consecuencias”
Hasta ese momento no lo había analizado, vivía la dulce indiferencia de no afectar ni discutir.
Los hijos saben más de lo que somos capaces de sospechar, nos observan y analizan aunque nos aceptan, ellos ven nuestras luchas, pesares, también las alegrías. Dejando a Cuba en alto: Niño cubano gana en Feria de Ciencias de Columbia Británica.
¿Qué esperabas encontrar en EEUU?
Empleo en cualquier espacio digno, cultura, americanos, bibliotecas tecnología que pudiese aprovechar. Vine sin conocimiento de libertad y con el miedo a lo desconocido. No aspiraba nada, no tenía expectativas.

¿Qué hallaste Ana?
Oportunidad de empleo en mi área profesional, otras culturas, incluso entre mis connacionales. Halle bibliotecas, pero escaso tiempo para dedicar a la lectura, en cuanto a la tecnología no existen quejas en mí.
Quisiera haber vivido una vida más Estadounidense, pero hay menos tiempo que vida.
¿Qué aprendiste en esta aventura?
El divino arte de olvidar, la gratitud, el dominio del ego, esa mezcla de compasión y cuidado pero sobre todo tolerancia.
Todos los días pongo en práctica aquello que ya tenía adelantado, creer en mí y cambiar mi suerte, porque de no tenerla, igual debo esforzarme el doble.
¿Qué es ser Libre?
Elegir el tiempo de hablar y de quedarme en silencio, como cuando tenía solo 8 años, pero es el acto más puro de libertad que podemos ejercer, decidir cuando queremos expresarnos, resolver, elegir, pensar…
Decir la realidad, la mía, en cualquier circunstancia, y no hacer ni oír lo que no deseo, ser yo. Así se preparó la ciudad para celebrar el 500 aniversario junto a las esculturas Chinas de Xu Hongfei
¿Las experiencias han transformado en Ana el concepto de sentido de pertenencia? ¿Piensas en tu tierra”?
Cuando creces sabes que cualquier espacio lo puedes hacer tuyo, y tu hogar esta en donde este tu corazón, eso puede ser cualquier lugar del mundo
Mi bisabuela también fue inmigrante, ella venia de Italia, su nacimiento se dio en un barco. Mi niñez me la pasé indagando a que país ella sentía como su patria. Llegué a pensar que era el barco.
Ella estaba entre la bandera y su corazón, entonces asumí que ella era del mar. Yo repetí el destino de mi bisabuela, fui concebida en New York, encubada en el vientre de mi madre en la ciudad de Miami y nací en la Isla, en donde siempre estará mi corazón.
A ti te forman tus padres y eres quien eres, pero perteneces a donde tu alma se adhiere y cobra terreno. Conoce a José Manuel Corona, el trovador de Cuba
Ana Sotelo dice «No pienso en La Habana a menudo…»
Yo volví a ella a los 5 años de estar aquí y no era lo que yo añoraba, de mi dulce terruño no quedaba nada, solo la desesperanza de la que escape, llena de decadencia y desidia, ahora con la visión de alguien que solo vino a visitar.
Aquel lugar de cuando era niña es una deuda moral que tenemos todos los que nacimos en libertad y luego aceptamos la represión.
Al irme ellos me repudiaron y me hicieron una traidora y yo me trasforme, me hice Norteamericana, pero ya ese capítulo lo cerré, sin embargo, mi corazón reacciona de manera involuntaria ante las noticias sobre aquel que fue mi hogar. Aunque aquella que fui allí, ya no exista.