En la mayoría de los sistemas autocráticos, como los de Cuba, Venezuela, China y Corea del Norte, la interferencia gubernamental en la infraestructura digital del internet y las comunicaciones es un lugar común.
Los gobiernos controlan dónde y cuándo se introducen las tecnologías de la comunicación (TIC) modernas. En primer lugar, quién tiene acceso a internet y qué información se distribuye.
Control y censura del Internet por líderes dictatoriales
Esta influencia se produce por motivos políticos. Por ejemplo: prohibir a los activistas de la oposición movilizar a sus seguidores en línea, contener la difusión de información crítica con el régimen o espiar a la población para identificar posibles disidentes.
El hecho de que las dictaduras interfieran en la comunicación no es sorprendente, ni es un tema nuevo de estudio en las ciencias políticas. De hecho, parte del trabajo clásico sobre el gobierno autoritario ha enfatizado la importancia de que los autócratas vigilen el flujo de información pública y privada.

Una nación que según garantiza la libertad de expresión y los derechos civiles pero que tiene numerosos presos políticos y donde los partidos de oposición y los medios de comunicación están prohibidos o muy restringidos, es sinónimo de una dictadura garantizada.
El Gobierno cubano declaró inicialmente el acceso a la web como un «derecho fundamental» del pueblo cubano. Sin embargo, el régimen cambió esto casi de inmediato, haciendo imposible que el cubano medio posea o incluso acceda a una computadora.
Debido a las restricciones de Estados Unidos, el vínculo internacional de Cuba parece pasar por Canadá, un país cuyo gobierno discrepa abiertamente con la posición de Estados Unidos.
La mayoría de los sitios web en Internet registrados bajo el dominio ‘.cu’ de Cuba están alojados en servidores web canadienses. Dentro de Cuba, el acceso a la web está estrictamente inspeccionado y solo está disponible para empleados gubernamentales y académicos aprobados.
En el 2009 Skype fue eliminado de las aplicaciones. Por lo que ahora los cubanos pueden tener acceso únicamente a Facebook y WhatsApp en algunos lugares de la isla.
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Por otro lado, en Venezuela la web sigue siendo un salvavidas para los ciudadanos. Sin embargo, la libertad del ciberespacio se ve amenazada a medida que el régimen de Maduro toma medidas para censurar sitios en línea y fuentes de noticias. Lo que contradicen las opiniones del gobierno.
Algunas de las medidas tomadas por el líder incluyen, prohibir los medios de comunicación independientes, limitar el acceso a las redes que transmiten los discursos de los dirigentes de la oposición, y recopilar información de los ciudadanos en el espacio virtual para usarla en su contra.
En este sentido, los venezolanos buscan eludir la reprensión que implementa el régimen utilizando plataformas como Facebook, Twitter y WhatsApp para acceder a la información y comunicarse entre sí.

Por consiguiente, cabe destacar que el marco legal en ese país para los medios de comunicación es confuso y punible. Además, tiene como objetivo fomentar la censura basada en el miedo.
El régimen de Maduro, sigue el legado iniciado por su predecesor Hugo Chávez. Ya que ha empleado tácticas para silenciar a los críticos y restringir el espacio de los medios y la sociedad civil.
El régimen ha cerrado sistemáticamente los medios de comunicación tradicionales como periódicos, canales de radio y televisión y sitio de internet. La idea es ganar control sobre qué contenido es accesible para los ciudadanos venezolanos.
De tal manera, que el nuevo plano digital también es más fácil de manipular, lo que permite al régimen de Maduro acceder y rastrear la información de los usuarios.
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Por su parte, el control de la información en China está más fragmentada y descentralizada de lo que transmiten algunas concepciones populares.
En 2010, la Oficina de Información del Consejo de Estado de China (SCIO) publicó el primer libro blanco del país sobre la política del ciberespacio. Incluye una lista de temas prohibidos que se definen vagamente. Estos incluyen «alterar el orden social y la estabilidad» y «dañar el honor y los intereses del Estado».
La censura se lleva a cabo mediante una combinación de revisiones humanas y filtrado automático. Lo que ayuda con la eliminación de contenido preventivo y post-hoc.
La censura de las redes sociales chinas a menudo se enmarca como un sistema de revisión monolítico de arriba hacia abajo. Esta permite al gobierno apuntar con precisión al contenido no deseado. Sitios como Google y Facebook siguen bloqueados y censurados, para obtenerlos los habitantes deben bajar un VPN de nueva tecnología para el acceso.

China también ha estado presionando cada vez más para que su modelo de gobernanza del ciberespacio se adopte internacionalmente.
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La Comisión de Investigación de las Naciones Unidas (COI) sobre los derechos humanos de Corea del Norte ha documentado hasta dónde puede llegar el gobierno para evitar que sus ciudadanos accedan a información externa.
Los esfuerzos que dedica el país para fiscalizar los medios demuestran que la clasificación más baja del país en libertad de medios es bien merecida.
A finales de 2017, un tribunal norcoreano en Pyongyang condenó a muerte a dos periodistas surcoreanos y a los directores de dos importantes periódicos. Todo porque se publicó su trabajo sin posibilidad de recurso por «insultar gravemente la dignidad» del Norte.
El panorama de la información en el norte está estrictamente intervenido. Allí, escuchar transmisiones de radio o televisión extranjeras no solo es un delito, sino que incluso es ilegal poseer un dispositivo que pueda sintonizar cualquier estación que no sean los medios oficiales de Corea del Norte.
El acceso a internet simplemente no está disponible para los ciudadanos de Corea del Norte, aunque muy pocas personas de confianza y agencias de seguridad tienen acceso a la web internacional.
Para los norcoreanos, solo existe una intranet cuyo contenido es monitoreado y controlado cuidadosamente por el régimen.