Son varios los tipos de respiración que suelen aportar beneficios diferentes para nuestro organismo. No se trata de dejar de pensar, sino de centrar la mente, de dirigir la atención. Realmente, respirar conscientemente es una forma de meditación. Beneficiarnos de una respiración eficiente está en manos de todos, la podemos ejercer en cualquier lugar y momento y es una de las principales causas para que se asienten las bases del bienestar. Lo único que debemos tener en cuenta es tomar conciencia de cómo llevar a cabo cada ejercicio de respiración.
Este ejercicio lo podemos practicar en cualquier momento y lugar, con los ojos abiertos o cerrados, antes de dormir, al despertar, mientras meditamos, caminamos, fregamos los platos, sentados o tumbados. Especialistas en el tema afirman que lo mejor es que la columna vertebral esté bien erguida, debido a que la respiración consiste en una práctica de vida, salud y consciencia que admite comprobar que los estados de relajación y de paz interior perduran en el tiempo.
Respiración lenta y profunda
Resulta importante que el ser humano este acostumbrado a respirar por la nariz, de este modo se pueden filtrar sustancias tóxicas que se propagan por el aire y de esta manera reforzar el sistema inmunológico. Esta clase de respiración tiene enormes beneficios en la salud física, mental y emocional. Incluso algunos comentan que evita el envejecimiento prematuro..Sin forzarnos en ningún momento, la exhalación debe durar más que la inhalación. Pero lo importante es que la respiración no sea superficial, que el aire penetre por las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea, llene la parte superior de los pulmones y baje hasta llegar al diafragma y al abdomen.
Este tipo de respiración lenta y profunda, nos puede ayudar en el caso de que los pensamientos sean perpetuos o sintamos miedo, ansiedad o depresión, la respiración se acorta y se acelera. Si centramos nuestra atención en la respiración regular, lenta y profunda, notaremos que disminuyen las tensiones y contracturas de los músculos de la cara, el cuello, los hombros y la espalda, y se produce una reducción en el ritmo cardiaco.
De esta forma la mente se relaja regulando la ansiedad y el estrés. Se dice que quien practique este tipo de respiración logra combatir el estrés otros trastornos de la conducta, ya que una buena oxigenación favorece la segregación de neurotransmisores que influyen positivamente en las alteraciones emocionales.
Respiración sanadora
Una inspiración profunda hace que el diafragma se contraiga y baje hacia el abdomen. La exhalación es muy suave. Esta respiración se convierte en una especie de masaje revitalizador para varias partes del organismo como del esófago, el estómago, el intestino grueso y el delgado, los riñones, el páncreas, la vesícula biliar, el bazo y el aparato urinario.

Como consecuencia, el corazón tiene menos presión y el ritmo de los latidos se regula y fortalece, las probabilidades de padecer trastornos cardiacos se reducen, aumenta la cantidad de glóbulos rojos y baja la presión arterial. Todo ello favorece el tratamiento de enfermedades cardiacas, asma, hipertensión, insomnio, úlceras gástricas, alteraciones de la conducta.
Cuando exhalamos, nuestro abdomen se contrae e impulsa suavemente el aire y la energía a través de la médula espinal hacia el cerebro, oxigenándolo. Este es el órgano que necesita más oxígeno, por lo que así ayudamos a prevenir el Alzheimer y otras demencias.
Respiración desintoxicante
Existe también otro tipo de respiración con propiedades depurativas de toxinas y energías negativas. Esta limpieza se realiza al inhalar por la nariz y exhalar lenta y profundamente por la boca. En este caso, la exhalación debe durar más o menos el doble que la inhalación. Se mejoran sus efectos benéficos y previenen trastornos gástricos si llevamos la inspiración nasal en profundidad hasta el diafragma y de ahí al abdomen, expulsando después el aire suavemente por la boca hasta comprobar que hemos vaciado completamente los pulmones mediante una ligera contracción del abdomen. De esta manera, al inhalar en los pulmones entra una mayor cantidad de aire renovado que permite una mayor limpieza del organismo en general y de la cavidad pulmonar en particular.
Respiración revitalizante
Con esta respiración tonificamos el organismo al instante. Consiste en inhalar por la boca y exhalar por la nariz. Acorde hacemos esta respiración más profunda y larga, se intensifica la energía en todo nuestro cuerpo y se percibe un aumento de la temperatura. Los efectos más notables es la mejora de la circulación sanguínea. Es una respiración ideal para elevar las defensas y combatir enfermedades digestivas, hepáticas y especialmente las del sistema cardiovascular y el respiratorio, ya que aumenta la capacidad y elasticidad pulmonar y torácica. Permite distribuir eficaz y uniformemente el oxígeno en el organismo, mejora la oxigenación celular y eleva la energía interna.