Entre las medidas estrictas de prevención contra el Covid-19 en Europa, el cierre de locales comerciales y la suspensión de sitios de ocio y entretenimiento. Exceptuando los supermercados y las farmacias fue obligatorio, así como en el resto del mundo.
Tomando en cuenta, los parámetros epidemiológicos y sobre todo las estadísticas que han arrojado los brotes en países como Italia y España. Mantener las medidas es sumamente necesario para evitar caer en la misma situación que resultó fatal para muchos adultos mayores.
Por esta y otras razones, muchos empleos fueron perdidos e incontables negocios cerraron sus puertas. Esto último no solo por medidas sanitarias sino por la descapitalización evidente, producida por la inactividad de las actividades comerciales.
Específicamente a estas mismas restricciones, el burdel alemán ubicado en la ciudad de Colonia ceso completamente sus transacciones comerciales.
Debido a la pandemia por SARS-Cov-2, es decir que el centro de ocio y consumo de bebidas alcohólicas quedó sin fondos monetarios.
El director general de Lupanar, se expresó con muchísimo asombro y cierto rastro de incertidumbre ante la bancarrota del burdel. Este sitio fue considerado uno de los centros de damas de compañía más exitoso de todo Europa, siendo bastante irónica la situación actual.
Conocido popularmente como el burdel Pascha, a pesar de no haber laborado durante los últimos 5 meses, siguió pagando los sueldos de diferentes empleados como electricistas y obreros que se encargaban del mantenimiento del local.
De esta forma, los administradores del centro de ocio agotaron los recursos y los ahorros de las ganancias anteriores. Aunque trataron de mantenerse hasta pasar la pandemia. La total inactividad hace imposible el intento de conservar los empleos del lugar.
El empresario Armin Lobscheid se lamentó de la situación y explicó que la realidad del burdel es que no había más dinero. Ante esto, los encargados del lugar solicitaron información para su reapertura, sin embargo la respuesta es negativa.
Las autoridades le aseguraron que a inicios del 2020 aún no habría oportunidad ni seguridad que pudieran prometerle a los administradores la posibilidad de reabrir el negocio.
tomando en cuenta que las vacunas se encuentran en etapa de ensayo.
Lobscheid también expresó que las autoridades bancarias no prestaron ayuda financiera para sostener medianamente el estado del local. Mientras son aplicadas las medidas restrictivas y preventivas ante el coronavirus en Europa.
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Ahora bien, el destino del edificio, propiedad de Timoste Appartementhotel Schildbach KG es incierto.
Esta estructura de dos niveles que en toda su historia ha estado dedicado a alojar trabajadoras sexuales. Tendrá que hacer modificaciones legales para prestar servicio a los refugiados y pacientes en cuarentena.
Lamentablemente el cierre del Pascha es significativo socialmente y podría traer consecuencias sobre las mujeres que allí trabajaban. Ellas seguirán con sus labores, pero ahora se encuentran desamparadas, y el negocio vuelve a la ilegalidad.
Las trabajadoras se encuentran en el poder de proxenetas a los cuales no pueden entregar su confianza ni seguridad.
Al desprenderse del burdel, su labor se vuelve infríngete ante la ley, y en caso de alguna irregularidad de cualquier situación, esta ya no podrá ser reportada a la policía local.
La activista social Alice Schwarzer, declaró abiertamente el paradigma psicosocial que implica que las damas de compañía se encuentren deslindadas de protección social y seguridad.
Resaltando el impacto que esto podría tener en las 120 mujeres que pertenecían a las bailarinas y meseras del Pascha.
El contraste tan marcado que nos ha demostrado el coronavirus, por lo menos en Europa, se refleja en miles de empresas y locales con auge y fama en su área.
Con éxito e ingresos que los posicionaba en el mercado y que ahora han tenido que decir adiós a sus posibilidades y actividades comerciales indefinidamente.
