Acueducto de Trinidad: una inversión interminable

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Imágenes: Redes Sociales

Aprobado hace más de diez años, el proyecto de rehabilitación hidráulica destinado a mejorar el suministro de agua potable y el saneamiento en la ciudad de Trinidad no se completará este año, según se dio a conocer durante una reciente visita de la vice primera ministra cubana, Inés María Chapman, a la provincia central de Sancti Spíritus.

La noticia ha sido un duro golpe para los habitantes de la tercera villa de Cuba, una ciudad que enfrenta una especie de sequía permanente a causa de su anticuada red de distribución, acometidas ilegales y la dependencia de una fuente de abasto superficial muy limitada.

De acuerdo con reportes de la prensa estatal, Inés María Chapman solicitó a las autoridades locales que explicaran a los ciudadanos de Trinidad las razones por las cuales no se ha cumplido la promesa de finalizar la inversión en el acueducto este 2022: diversas limitaciones económicas y escasez de combustible.

La inversión comenzó de manera problemática, ya que los trabajos iniciaron sin un proyecto ejecutivo de ingeniería que pudiera anticipar los puntos críticos, y los avances de las obras no han producido los resultados esperados. Para disfrutar de los beneficios, será necesario esperar a que se complete toda la rehabilitación, según los especialistas citados por la prensa.

Aún el famoso crédito externo de 25 millones de dólares, que debió completarse a finales de 2021 y alcanzó solo el 52 por ciento de su ejecución, no ha acelerado una de las inversiones más significativas del país en términos de intervención de redes hidráulicas y tratamiento de residuos.

Lo cierto es que, después de diez años de calles abiertas, barrios enteros sin acceso al agua durante semanas y miles de vecinos descontentos, Trinidad sigue demandando agua hasta por señas, a pesar de ser una de las áreas turísticas más populares del archipiélago.

No obstante, se han llevado a cabo algunas obras en distintos sectores de la ciudad que brindan cierto alivio, como la sustitución de ocho equipos de bombeo en las fuentes de suministro tradicionales, la construcción de una conduitora y tres estaciones de bombeo al oeste de la ciudad, así como la finalización de una laguna de oxidación en la península de Ancón. Sin embargo, los trinitarios las consideran «soluciones temporales» que no abordan el problema de raíz.

En las redes sociales, las imágenes evidencian el estado actual del proyecto de rehabilitación: calles de piedra dañadas por las acometidas, platanales que han crecido en las zanjas abiertas, y tuberías expuestas en el asfalto durante meses.

Lo que no se refleja en las fotos —pero se percibe claramente en la manera en que la vice primera ministra cubana solicitó que se explicara la delicada situación del abastecimiento— es la frustración de los ciudadanos que llevan décadas dependiendo de camiones cisterna, cargando cubetas de agua y esperando con las llaves abiertas a que, una vez a la semana o cada 15 a 21 días, salga el chorro de agua providencial que los libere de la sequía crónica y las promesas incumplidas.

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