Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
“Estimado lector, es importante que le advertimos que los precios que verá a continuación podrían provocarle mareos, ansiedad o depresión. No se preocupe, pronto se olvidará cuando vea los precios de las casas.”
Hace unos días, durante una charla sobre el costo de los automóviles en Cuba, un amigo sugirió este párrafo como introducción para la sección de compra-venta de vehículos en el país, en Revolico. Todos los presentes respaldamos la idea de inmediato.
Adquirir un automóvil en Cuba puede convertirse en un lujo o en un sueño inalcanzable, dependiendo de la situación económica del interesado. Considerando el salario que el estado clasifica como promedio, ningún trabajador cubano que gane esa cifra o una similar podría comprarse un automóvil con los precios actuales.
El salario promedio en la Mayor de las Antillas no supera los tres mil pesos cubanos al mes. Suponiendo que una persona ahorre todo ese dinero, sin gastar un céntimo en electricidad, comida o ropa… en un año tendría, quizás, 36 mil pesos cubanos.
¡Es hora de buscar un carro!
¡La primera impresión es sorprendente! Un reluciente Moskvitch (el Moscovich de siempre) a 23 mil… pero en USD. En este punto, muchos optarán por cerrar la página, abandonar la búsqueda y conformarse con seguir usando guaguas. Cuba Noticias 360, no obstante, continuó y realizó varios cálculos:
Según El Toque, que analiza a diario la tasa de cambio en el mercado informal real cubano, el USD está a 110 pesos cubanos. ¡Esto significa que ese Moscovich cuesta nada menos que dos millones 530 mil pesos!
Para ganar esa cantidad, una persona con el salario promedio en Cuba tendría que trabajar durante 70 años.
Más abajo en la página, encontramos un Hyundai Santa Fe del 2017 y un Audi A6 del 2014, a 150 mil y 160 mil USD, respectivamente, y esos ni siquiera son los más costosos de la lista.
Existen numerosos Moscovich, Ladas y los tradicionales “almendrones”, automóviles estadounidenses de las décadas de los 50 y 60. A diferencia de años anteriores, ahora también son más comunes los Hyundai, Toyota y Peugeot, y menos Geely, aunque el parque automotor cubano sigue siendo mayoritariamente viejo, según el propio estado.
Es habitual escuchar que la razón por la que no hay más automóviles en Cuba es que no se fabrican en la isla, y algunos argumentan que poseer un vehículo en el país ha sido siempre un lujo, incluso durante la etapa republicana (1902-1958).
Sin embargo, según los historiadores, el primer automóvil llegó a Cuba en diciembre de 1898 y costó mil pesos a su propietario. Sesenta años después, en 1958, la isla ocupaba el sexto lugar mundial en el promedio de autos por habitante y casi todos los vehículos eran muy modernos para la época y de origen estadounidense.
En contraste, hoy las opciones para comprar un automóvil en la isla son bastante limitadas. Una buena parte de los coches que circulan son los mismos que recorrieron las calles hace 60 o 70 años.
Los automóviles de la era soviética también son visibles en cada esquina. Durante la época del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), los Moscovich eran asignados a trabajadores destacados y los Ladas eran entregados por algunas empresas e instituciones. Con el tiempo, el gobierno cubano prohibió la venta de vehículos que no fueran estadounidenses, y la medida estuvo vigente por casi medio siglo.
Regulaciones que no benefician
En 2011, el estado permitió nuevamente esta operación comercial. Luego, en 2020, los cubanos pudieron importar vehículos desde el exterior. Sin embargo, esto solo es posible a través de entidades estatales, y los precios oficiales comienzan en 34 mil dólares, lo que tampoco es asequible para la mayoría de los cubanos.
Jorge García, un emigrante cubano que antes de irse tenía un pequeño negocio rentable de compra-venta de autos, considera que las restricciones en las leyes y regulaciones sobre la propiedad privada son en gran parte responsables del envejecimiento del parque automovilístico en Cuba.
Él compraba antiguos almendrones, los restauraba, los pintaba y los vendía con rapidez. De ello vivió durante más de 10 años, afirmó a Cuba Noticias 360.
Al no poder importar automóviles a mejores precios del extranjero y sin empresas que vendan vehículos en la isla, o al menos proveer al Estado que obtenga una pequeña ganancia, es lógico que tener un automóvil se convierta en un lujo y que aparezcan precios exorbitantes, considera.
Algunos conductores entrevistados por este medio señalaron que más allá de tener un vehículo o no, hay otros beneficios potenciales si se flexibiliza la política de Cuba con respecto a los automóviles. Por ejemplo, argumentaron que desde un punto de vista económico, el país podría ahorrar mucho combustible si en lugar de miles de almendrones hubiera miles de vehículos modernos, ya que consumen menos gasolina o petróleo y son menos perjudiciales para el medio ambiente.
También hicieron hincapié en la seguridad vial. Vehículos más modernos y en buenas condiciones contribuyen a prevenir accidentes, resumieron.
Algunos esperaban que con la ola de migrantes cubanos que están vendiendo todo para financiar su viaje, los precios de las casas y los vehículos bajaran considerablemente debido al aumento de la oferta y la urgencia de los vendedores, presionados por el tiempo. Sin embargo, la realidad ha sido diferente.
Por lo pronto, considerando los costos de los automóviles, incluidos los polaquitos… algunos simplemente ahorraremos para comprar una bicicleta.