Texto: Alejandro Varela
Han transcurrido diez años desde que una selección de Cuba conquistó el título en la histórica Semana Beisbolera de Haarlem. En aquella ocasión, el equipo dirigido por Víctor Mesa logró vencer a Estados Unidos y Puerto Rico en semifinal y final, respectivamente, para obtener la quinta corona antillana en esos torneos, que se celebran desde 1961.
Aunque diez años puedan parecer poco, la realidad que separa a aquel equipo del actual es muchísimo más significativa. Solo hay que notar que en esa época formaban parte de la nómina hombres que luego brillaron en las Grandes Ligas, como José Abreu, Yuli Gurriel, Aledmis Díaz, Guillermo Heredia, Rusney Castillo y Odrisamer Despaigne, por mencionar algunos.
La escuadra dirigida por el controvertido VM32 en 2012 era prácticamente la misma que había caído en la final del Campeonato Mundial de Béisbol en 2011, celebrado en Panamá, ante Holanda. Muchos de sus jugadores repitieron en el III Clásico Mundial al año siguiente.
Hoy, Cuba regresa al torneo neerlandés no solo con la ambición de conquistar su sexto cetro, sino también con el deseo de borrar la imagen que dejó el equipo que participó en la última edición de 2018 bajo el mando del matancero Víctor Figueroa. Esa competición representó la peor actuación de Cuba en la historia, al caer en los primeros cinco partidos contra rivales de inferior nivel, como Alemania, y finalizar en un inédito cuarto puesto.
El equipo granmense actual, reforzado con ocho jugadores destacados de otras provincias durante la 61 Serie Nacional, no puede considerarse un Cuba de primer nivel, aunque sí se le puede considerar superior al que protagonizó la debacle de hace cuatro años.
La principal fortaleza de este conjunto dirigido por Carlos Martí es que viene de ganar el campeonato cubano, aunque la decisión de enviarlos se basa en el título de 2021 y no en el más reciente. Sin embargo, lograr el “back to back” frente a Matanzas brinda un impulso extra a este grupo de 16 peloteros de Granma en su búsqueda de otra proeza.
Precisamente, el anfitrión Holanda se presenta como el primer gran obstáculo para las aspiraciones cubanas, por lo que un debut exitoso de la selección caribeña dependerá de vencer este sábado a lo que ha sido su bestia negra en los últimos eventos internacionales.
El equipo local ya mostró este viernes parte de su potencial con una ajustada victoria de 2-1 ante Italia en el denominado Clásico europeo, pero al menos no alineará a su mejor lanzador contra Cuba, que contará con el derecho César García, el principal hombre en el montículo de Martí durante la última temporada.
Nombres como el experimentado Frederich Cepeda (junto al lanzador zurdo Leandro Martínez, los únicos que repiten del título de 2012), el mayabequense Denis Laza y los camagüeyanos Alexander Ayala y Leonel Moas acompañan a la mayoría del equipo que es campeón nacional, encabezado por el MVP de la final, Osvaldo Abreu, y otros veteranos como Carlos Benítez, Guillermo Áviles, además de Iván Prieto y Alexquemer Sánchez.
El resultado de este choque inicial influirá significativamente en las posibilidades de los Alazanes de Cuba, ya que no solo significará un comienzo exitoso, sino que también tendrá un impacto desde el punto de vista anímico, especialmente porque los siguientes rivales serán Japón y Estados Unidos, dos de los serios candidatos a medallas. Para esos encuentros, deben estar listos el espirituano Yuén Socarrás y el agramontino José Ramón Rodríguez, respectivamente.
El formato del torneo, que consiste en un todos contra todos entre los seis países participantes, indica que Cuba tiene buenas posibilidades de avanzar entre los cuatro clasificados a las semifinales. Sin embargo, a partir de esa fase, cualquier resultado es posible. No sería la primera vez que un equipo realiza una magnífica primera ronda y luego falla en los cruces, o viceversa: que un equipo avanza de forma titubeante y luego se crece en las etapas decisivas.
Lo cierto es que el torneo representa una gran oportunidad para el béisbol cubano, que observará cuidadosamente este primer evento de categoría absoluta organizado a siete entradas, siguiendo las disposiciones de la Confederación Mundial de Béisbol. Además, será una prueba de fuego personal para Carlos Martí, preparando su dirección de la selección que participará en el V Clásico previsto para marzo de 2023.