Autor: Mónica Fernández
Este jueves, la agencia Reuters reportó sobre cuatro posibles medidas que la administración Biden podría implementar tras finalizar la revisión de la política de Estados Unidos hacia Cuba, que está siendo coordinada por el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en colaboración con los departamentos de Estado, Defensa y Seguridad Nacional, así como otras agencias federales. Los principales cambios serían los siguientes:
- Flexibilización de las restricciones a las remesas.
- Facilitación de la prohibición de viajes entre Estados Unidos y Cuba.
- Eliminación de la designación de Cuba como «estado patrocinador del terrorismo».
- Reactivación del Programa de Parole de Reunificación Familiar de Cuba.
Hasta el momento, no se ha especificado cuándo concluirá el proceso, aunque la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, declaró este miércoles que: “No hay duda de que las protestas del fin de semana y los eventos de los últimos días son un acontecimiento importante y significativo. Ha sido la mayor protesta que hemos visto en Cuba en un tiempo considerable. Obviamente, eso influirá en nuestra forma de proceder. Veremos cómo evolucionan los acontecimientos en los próximos días y ajustaremos nuestras respuestas políticas en consecuencia.”
Este anuncio se produce en un contexto de intensas presiones para que el presidente Biden actúe respecto a Cuba. Tras su declaración el pasado lunes, varios legisladores le han solicitado que viaje a Florida para conversar con los manifestantes cubanoamericanos. Sin embargo, el presidente ha optado por permitir que Psaki sea la vocera principal sobre la postura del gobierno estadounidense.
Este enfoque no ha sido bien recibido, especialmente entre los políticos republicanos. Este jueves, el senador Rick Scott expresó su frustración durante una entrevista: «Joe Biden, aparece, haz algo. Habla de libertad, democracia, haz algo. No está haciendo nada (…) Si Joe Biden hiciera su trabajo, tendríamos la mejor oportunidad en décadas. ¿Dónde estás? Aparece». Aunque no clarificó a qué oportunidad se refería, días antes el veterano senador y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, manifestó que una intervención militar en Cuba no era una opción. La frustración de Scott también se refleja en algunos manifestantes en Florida, quienes expresaron: «Biden está sentado en la Casa Blanca sin hacer nada. Yo voté por él. ¿Qué sentido tenía ponerlo en el cargo?» dijo uno de los participantes en la manifestación que tuvo lugar este miércoles en Palmetto.
Tanto el senador Marco Rubio como el gobernador de Florida Ron DeSantis, han solicitado a Biden que ayude a proveer Internet satelital a los cubanos, lo que podría desencadenar una crisis diplomática. Por su parte, la congresista Nicole Malliotakis anunció – sin ofrecer detalles específicos – que ella y el senador Marco Rubio han instado a la Casa Blanca a tomar acción, haciendo un llamado a que los diez cubanoamericanos que forman parte del Congreso de Estados Unidos trabajen juntos para presionar al presidente.
No obstante, el aparente estancamiento responde, en parte, a la reacción de una administración que ha sido sorprendida por las protestas, ya que no tenía a Cuba entre sus prioridades. Todo indica que Biden ha intentado desarrollar una narrativa que mantenga una postura “dura” frente al gobierno cubano, a la vez que flexibiliza ciertas medidas que afectan directamente a la población. Sin embargo, dado que en Cuba todo está controlado por el gobierno, la disyuntiva radica en hasta qué punto puede enfurecer a sus críticos afectando al Partido Demócrata en las elecciones de 2022.
Las protestas, que comenzaron el 11 de julio, están obligando a Biden a adoptar una posición. Hasta ahora, ha optado por mantener distancia. ¿Su ventaja? El gobierno cubano no estaba preparado para tal situación y se ha visto forzado a defender ante la comunidad internacional un discurso poco convincente, donde culpa al bloqueo y no a su mala gestión como causa de las protestas. A esto se suma la aparición de videos que muestran violentas represiones de las fuerzas policiales contra ciudadanos desarmados. ¿La desventaja? Los republicanos están impacientes y perciben la postura de Biden como un signo de debilidad. Es un movimiento arriesgado: si el conflicto desemboca en una crisis migratoria, esto podría convertirse en un legado de su administración y un lastre para los demócratas.
Por el momento, lo más probable es que Estados Unidos opte por observar y haga públicos los resultados de la revisión de su política hacia Cuba únicamente cuando el país esté más estabilizado. Sin embargo, incluso si las protestas son finalmente sofocadas por el gobierno cubano, han logrado algo relevante. Como señaló un analista citado por POLITICO: «La Casa Blanca por fin está prestando atención».