Así se valoran las monedas extranjeras en Cuba a pocos días del cierre del año.

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Foto: Archivo CN360

Texto: Hugo León

Quedan apenas tres semanas para concluir el 2024, un año en el que el comportamiento de los precios de las divisas internacionales en el mercado informal cubano ha sido, cuando menos, impredecible e incluso caótico, hasta llegar a los valores que se presentan este lunes.

Este nueve de diciembre, el euro sigue dominando, con un valor de 340 pesos cubanos, mientras que el dólar se mantiene estable en 328, después de varios días de fluctuaciones.

La moneda que genera preocupación es el MLC, la moneda libremente convertible que se utiliza para compras en los establecimientos estatales. La caída con respecto al fin de semana fue de cinco pesos cubanos, por lo que actualmente se cotiza en 265.

Esto resulta positivo para quienes necesitan adquirir MLC para poder acceder a las tiendas, pero en general, para aquellos que se dedican a la compraventa en el mercado informal de divisas, representa un revés.

En el caso del MLC, la inestabilidad es tal que varias plataformas que monitorean el valor de las divisas en Cuba fijaron la tasa de cambio en 270, pero en pocas horas el cambio fue notorio en las ofertas de compra y venta en grupos de Telegram y otras redes sociales.

A medida que avanzó el día, el valor se desplomó hasta los 265, y es difícil pronosticar si se mantendrá estable o si seguirá variando a lo largo de la semana.

Después de los cambios drásticos ocurridos hace varios meses, las divisas en Cuba han experimentado un período de “tranquilidad”. Sin embargo, la incertidumbre económica no ha permitido que esa calma aparente beneficie a los cubanos comunes. Quienes han obtenido ganancias con los altos precios son aquellos que comercian directamente con ellos.

Incluso para los propietarios de negocios privados y de Mipymes, la drástica fluctuación que experimentaron el dólar y el euro a mediados de año resultó en serias pérdidas, según han reconocido muchos de ellos.

Los que lograron sobrevivir al vendaval tuvieron que ajustar los precios de sus productos y absorber grandes cantidades de pesos cubanos para luego intentar comprar con ellos los dólares que se comercian en el mercado internacional.

Este mismo procedimiento se repite a diversas escalas en casi todos los establecimientos privados que deben importar bienes para venderlos en la isla o para añadirles valor agregado, considerando que el peso cubano no circula en ningún otro país que no sea Cuba. Ante esta realidad, la demanda de dólares y euros no disminuye y, por ende, tampoco ha bajado su precio.

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