Texto: Darcy Borrero
Los ciudadanos de Estados Unidos se encuentran en un periodo de grandes expectativas respecto a la vacuna monodosis desarrollada por el laboratorio Johnson & Johnson. Se aguarda, en específico, la confirmación —por parte del presidente Biden— de que el gigante farmacéutico Merck colaborará en la producción de esta vacuna contra el coronavirus diseñada para ser administrada en un solo disparo.
De acuerdo con funcionarios de la administración citados por medios locales, se trataría de un acuerdo poco común entre competidores tradicionales que, al unirse, podrían incrementar de manera significativa el suministro de la vacuna recientemente autorizada, la tercera en obtenerlo tras las de Pfizer/BioNtech y Moderna.
Los funcionarios, que solicitaron permanecer en el anonimato para hablar sobre un tema que aún no ha sido anunciado, indicaron —según la prensa estadounidense— que comenzaron un recorrido por el país en busca de capacidad de producción adicional tras percatarse de que Johnson & Johnson había experimentado retrasos en la fabricación de sus vacunas.
Por lo tanto, se apresuraron a establecer negociaciones con Merck, otra de las empresas de vacunas más grandes del mundo, que, sin embargo, no había conseguido desarrollar su propia vacuna contra el coronavirus.
El acuerdo estipula que Merck destinará dos instalaciones en Estados Unidos a la producción de las dosis de Johnson & Johnson.
“Una de ellas proporcionará servicios de ‘llenado-acabado’, que es la etapa final del proceso de producción durante la cual la sustancia de la vacuna se coloca en viales y se envasa para su distribución. La otra se encargará de fabricar la vacuna y tiene el potencial de aumentar considerablemente el suministro, quizás incluso duplicando lo que Johnson & Johnson podría alcanzar por sí sola”, explicaron los funcionarios.
“Se trata de una asociación histórica”, señalaron, ya que las empresas reconocen que esto constituye “un esfuerzo en tiempos de guerra”.
