Foto: RL Hevia
En el recientemente anunciado conjunto de medidas reguladoras para las nuevas formas económicas en Cuba, resalta la creación del Instituto Nacional de Actores Económicos no Estatales, cuyo objetivo, desde su primer artículo, es “dirigir y controlar”.
No obstante, más allá de lo que estipula el Decreto 108/2024, el auténtico propósito de este Instituto –sea positivo o negativo– sigue sin aclararse.
La percepción inicial de muchos es que se sigue tratando de un (nuevo) mecanismo burocrático para mantener un cierto control sobre todas las modalidades de los actores económicos no estatales en la Isla.
Esta entidad de carácter nacional actuará como intermediaria del Gobierno en el desarrollo y funcionamiento de micro, pequeñas y medianas empresas privadas, cooperativas no agropecuarias y trabajadores por cuenta propia.
Respecto a su estructura, lo único que se sabe es que la presidenta es Lázara Mercedes López Acea, una funcionaria que ha ocupado varios cargos, desde primera secretaria del Partido en La Habana hasta viceministra primera de la Industria Alimentaria, en todos los cuales ha estado lejos de evidenciar “su capacidad” para liderar procesos y alcanzar resultados positivos durante su gestión.
Entre sus funciones, se incluye el control integral del cumplimiento de las disposiciones normativas y la dirección metodológica en la creación de nuevos actores no estatales, un proceso que, a partir del paquete normativo, se llevará a cabo desde los municipios.
La nueva institución también tendrá que promover políticas e incentivos para el crecimiento de los actores no estatales, facilitar las relaciones con el Gobierno, evaluar el rendimiento de los actores económicos no estatales y cualquier otra función que se derive de su misión, lo que deja un amplio margen de posibilidades para llevar a cabo cualquier actividad que decidan en la Isla.