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Australia ha dado luz verde al uso de MDMA, comúnmente conocido como éxtasis, así como a la Psilocibina, un compuesto que provoca efectos psicoactivos en ciertos hongos, para el tratamiento de trastornos mentales.
Con esta decisión, el país se convierte en el primero a nivel mundial en permitir el uso de estas sustancias, tras la aprobación de una regulación por parte de la Administración de Bienes Terapéuticos australiana (TGA, por sus siglas en inglés), que entró en vigor este sábado.
La nueva normativa permitirá a los psiquiatras recetar éxtasis para el tratamiento del trastorno por estrés postraumático, mientras que la Psilocibina se indicará a pacientes que sufren de depresión resistente a otros tratamientos.
De acuerdo con una declaración emitida por medios internacionales, la TGA afirmó que existen pruebas suficientes de que estas drogas pueden resultar beneficiosas para pacientes diagnosticados con dichas condiciones.
Al tomar esta decisión, el organismo regulador indicó que hay “evidencias suficientes” de que estas sustancias pueden ser útiles para ciertos pacientes con los trastornos mencionados y que su uso es seguro cuando se realiza en un entorno médico controlado.
Australia se posiciona a la vanguardia en la promoción de esta práctica a nivel nacional, aunque hay otros países como Canadá y EE. UU. que también permiten su uso médico, pero solo en casos específicos o en ensayos clínicos.
A nivel internacional, algunos científicos consideran que las investigaciones sobre el uso de estas drogas en entornos terapéuticos no son suficientes para justificar una decisión de este tipo como la de Australia.
Según argumentan ciertos expertos, la administración inapropiada de estas sustancias puede generar problemas mayores para los pacientes. Además, advierten que la reciente aprobación no establece directrices claras ni stipulaciones sobre la necesidad de que las sustancias se administren en un contexto clínico con apoyo psicoterapéutico intensivo, lo que deja en el aire cómo se garantizarán dichas terapias.
Incluso organizaciones nacionales como la Asociación Médica Australiana y el Colegio Real de Psiquiatras de Australia y Nueva Zelanda han expresado su inquietud y solicitado que se realicen estudios más amplios y una investigación más profunda, considerando los riesgos desconocidos y los posibles efectos secundarios a largo plazo.
Asimismo, han señalado que la terapia asistida por psicodélicos puede ofrecer esperanza a un número limitado de personas que no han tenido éxito con otros tratamientos, pero no debe ser vista como una solución milagrosa.