Texto y Fotos: Manolo Vázquez
Posibles enfrentamientos de lanzadores que culminaron en desbordes ofensivos, bullpens reducidos y abridores que han sido exigidos al máximo. Errores defensivos que generan preocupación en medio de una serie de playoff.
Estos son solo algunos de los aspectos negativos que hemos presenciado quienes seguimos el béisbol cubano, durante el breve transcurso de los cuartos de final de la Serie Nacional 60.
Por ejemplo, Sancti Spíritus cometió tres errores en su primer partido contra Pinar del Río, el mismo encuentro en el que el destacado relevista de los Halcones de SoftBank de la liga japonesa, Liván Moinelo, mostró falta de control y utilizó casi ningún rompimiento, una de sus armas más eficaces junto a su velocidad, una combinación letal que siempre emplea al subir a la lomita en suelo nipón, donde, por cierto, solo lanza una entrada en esa función de relevista corto.
Varios de los jugadores más reconocibles como el propio Moinelo no podrán continuar en la postemporada cubana, ya que su regreso a Japón es inminente. Alfredo Despaigne y Yurisbel Gracial tampoco estarán presentes cuando se reinicien los partidos de cuartos de final, que fueron suspendidos debido a un rebrote del covid-19 en la Isla, lo que significará una notable disminución en el nivel competitivo por la ausencia de estas figuras.
Por lo que hemos observado hasta ahora, en apenas los primeros compases, varios equipos (Las Tunas; Santiago; Granma) han explotado a sus abridores como si no hubiera un mañana, evidenciando una notable desconfianza hacia sus respectivos bullpens y el objetivo claro de evitar recurrir a los relevistas intermedios.
Desconciertos como el de Guillermo Avilés, quien no se deslizó en home cuando podía anotar fácilmente una carrera decisiva ante Industriales en el primer juego de esa serie, fueron solo algunos de los errores que podemos mencionar. También podemos recordar los dos corridos de bases deficientes de Andrés Hernández y Lisbán Correa en el quinto partido, que eventualmente contribuyeron a eliminar a Industriales de la postemporada.
Realmente hay mucho trabajo por hacer si aspiramos a recuperar algún día los niveles estelares en este deporte y clasificar para unas olimpiadas o lograr un lugar digno en otros eventos internacionales, pues estas mismas torpezas nos han pasado factura fuera de nuestras fronteras en más de una ocasión.
Quisiera ser un pez
Muchos de nosotros vivimos momentos dulces en el alma en los años 90 con Juan Luis Guerra de fondo, pero aquella melodía que decía “quisiera ser un pez, para chocar mi nariz en tu pecera, y hacer burbujas de amor…”, está muy lejos del clima de felicidad que anhela la Comisión Nacional de este deporte en la isla.
Dos supuestas burbujas, una en el José Antonio Huelga de Sancti Spíritus y otra en el 5 de Septiembre de Cienfuegos, ambas muy alejadas de las características necesarias para implementar un protocolo sanitario serio, en el que el hospedaje, entrenamiento y los juegos deben realizarse en un mismo espacio, sin contacto con el entorno exterior, han resultando en 10 casos positivos al nuevo coronavirus y otros 12 tras las segundas pruebas en el equipo de Santiago de Cuba. Otras fuentes también indican que, en el equipo de Cienfuegos, más allá de los dos confirmados por los medios estatales, podría haber otros afectados por la enfermedad.
El primer caso durante estos playoffs fue el manager de Santiago de Cuba, Eriberto Rosales, aunque los medios estatales mantuvieron la errónea política de no revelar los nombres de los afectados, incluso tratándose de figuras públicas que, en su mayoría, no tienen problema en compartir sus identidades.
Es importante mencionar que los peloteros que participan en esta postemporada interrumpida han tenido que entrenar en cualquier espacio disponible, lo que a veces implica utilizar un segundo campo de béisbol, lugares donde trabajan varios empleados que no han sido sometidos a pruebas PCR, igual que aquellos que laboran en los hoteles de la cadena Islazul donde se hospedan, como cocineros, empleados de limpieza, carpinteros, custodios, y muchas otras personas ajenas a estas medidas. La situación es tal, que la mayoría de ellos va y vuelve a sus hogares, y solo Dios sabe en qué condiciones de transporte.
En conclusión, esta temporada atípica ha generado hasta ahora más gastos que beneficios para Cuba, que no dispone de recursos para producir alimentos, pero derrocha presupuesto con tal de llevar a la televisión una serie nacional sin sabor y a puertas cerradas.