Foto: Muhammad Sajjad Munir | Flickr
Este domingo, Javier Milei asumió oficialmente la presidencia de Argentina. El evento estuvo cargado de simbolismo y fue presenciado por una multitud que ovacionó al nuevo líder nacional mientras se dirigía desde el hotel donde se hospedaba hasta la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo.
Durante su discurso, el cual decidió realizar fuera de la Asamblea Legislativa, argumentando que quería dirigirse «al pueblo, no a la casta», abordó los retos que su administración deberá enfrentar en la complicada situación económica del país.
Una vez concluido el acto protocolar con el presidente saliente, Alberto Fernández, Milei se acercó para abrazar al expresidente Mauricio Macri, una figura clave en su victoria electoral y en la formación de su gabinete, según lo indicado por el propio libertario.
Entre la multitud, resonaban con fervor expresiones como «¡Viva La Libertad!», «¡Te queremos, Peluca (apodo de Milei por su cabello), te queremos!» y «¡Sí se puede!», con muchos asistentes incluso disfrazados de leones, otro de los apodos del nuevo presidente argentino.
Antes de dar su discurso, Milei se fundió en un fuerte abrazo con Volodimir Zelensky, presidente de Ucrania, quien viajó a Argentina para asistir a la ceremonia de asunción.
Zelensky compartió en X: «Hoy participé de la asunción de Javier Milei y lo felicité. Este es un nuevo comienzo para Argentina, y deseo que el presidente Milei y todos los argentinos asombren al mundo con sus logros».
Al lado de Milei, su hermana Karina, conocida como «El Jefe», ocupó un lugar crucial, siendo una figura determinante para que Milei alcanzara la presidencia en la actualidad.
Un video filtrado del equipo de prensa presidencial tras la ceremonia de asunción, ya en la Casa Rosada, muestra a Milei sentándose en el sillón de Rivadavia, que corresponde al escritorio presidencial actual y es una herencia de la primera presidencia de Julio Argentino Roca, a quien Milei admira.
Este emblemático sillón, que data de 1885, está hecho de madera de nogal. Fue adquirido en la Casa Forest de París a finales del siglo XIX y ha sido utilizado desde entonces por todos los presidentes del país.