Foto: Raymer Brown / Facebook
A las 4:00 p.m. de este miércoles, se llevó a cabo en la capilla del Cementerio de Colón, en La Habana, una misa en memoria de Damir Ortiz, un niño cubano que falleció en Miami el 5 de abril, después de un largo tratamiento.
Familiares, amigos y activistas organizaron la ceremonia, desafiando las restricciones impuestas por el gobierno cubano, para rendirle tributo en un acto de fe y solidaridad.
La abuela del niño, Mercedes Báez, fue una de las figuras destacadas en el evento. Acompañada por su cuidador, Daniel, llegó al lugar claramente conmovida, recibiendo muestras de afecto de quienes la rodeaban. “Su único deseo es rendir homenaje a su nieto”, comentaron algunos de los asistentes.
La misa fue presidida por el padre Jorge Luis, en un ambiente de recogimiento. Entre oraciones y lágrimas, se elevaron plegarias por Damir y por todos los niños enfermos en Cuba.
No obstante, la despedida no fue del todo pacífica. La activista Yamilka Lafita, conocida como Lara Crofs, denunció que fue retenida en su hogar por la Seguridad del Estado, lo que le impidió asistir al acto. “Me cerraron la cuadra para que no pueda ir”, manifestó en una transmisión en vivo en redes sociales, donde mostró imágenes de patrullas estacionadas frente a su casa.
El cerco no se limitó a su caso. La también activista Daniela Peral no pudo asistir, y el periodista Carlos Milanés, del medio independiente ADN Cuba, fue sacado de la capilla por agentes de seguridad justo antes de que comenzara la misa.
A pesar de estos obstáculo, la misa se celebró “en paz y tranquilidad”, según declaraciones de Lafita, quien agradeció al padre Jorge Luis por su valentía y compromiso. “No se trata de mí. Es un pueblo que quiere rendir tributo con amor y empatía”, enfatizó, subrayando el aspecto colectivo del homenaje.
Es importante recordar que Damir, según confirmaron varios medios no estatales, había sido diagnosticado erróneamente en Cuba con Linfoma de Burkitt o leucemia, cuando en realidad sufría de Neurofibromatosis plexiforme tipo 1. Llegó a Miami el 12 de marzo, tras una ardua lucha liderada por su madre y activistas que lograron su traslado al Nicklaus Children’s Hospital.
Su historia evidenció serias deficiencias en el sistema de salud cubano y movilizó a miles de personas dentro y fuera del país. La misa en La Habana, a pesar del cerco y la represión, se transformó en un acto de resistencia espiritual.