Texto: Alfredo Jiménez
La controversia en torno a «Patria y Vida» continúa sin pausa. Comenzó con la publicación del tema, que muchos consideraron como un potencial himno; luego, la frase que encabeza la canción inundó cientos de perfiles en redes sociales y adornó diversas paredes y fachadas. Casi de inmediato, el gobierno inició una campaña en contra de la canción, acusando de mercenarios a sus intérpretes; luego, el presidente Díaz-Canel se adueñó de la frase, proclamando que pertenecía a las conquistas de la Revolución. Y ahora, para añadir más diversión al asunto, aparece Chocolate diciendo que pidió permiso a Yotuel para llevarla al reparto y que el ex-cantante de Orishas le dio el “sí”.
Si alguien que vive lejos de Cuba llega a la isla en este momento, seguramente no comprenderá esta bizarra realidad ni con toda la explicación del mundo. De hecho, no es necesario entenderla del todo porque, como diría el Paulito FG de los años 90, la vida es un cachumbambé y parece que esta máxima aplica muy bien a la Cuba actual, donde gran parte del debate político se reduce a una simple frase de una canción. ¡Una canción!
Para agregar más picante a esta comedia de enredos, el abogado Humberto López insinuó en el noticiero estelar que una canción puede tumbar a un gobierno. Presentó ejemplos de países árabes y europeos que utilizaron letras con música como himnos de resistencia, creados, como ya pueden imaginar, en los más oscuros laboratorios de la CIA.
Claro, después de su afirmación, rápidamente puso un parche y aseguró que la realidad cubana no se asemeja en absoluto a la de esos países, especialmente a la de Libia, que fue gobernada durante 42 años por el dictador Gadafi. Gadafi fue ultimado, como suele ocurrir, en medio de una invasión estadounidense que cobró miles de vidas inocentes entre el pueblo libio, llevándolos de un régimen férreo a un desastre económico y social que persiste en la actualidad. De un desastre a otro gira ese país que no logra encontrar su camino hacia la estabilidad y la libertad.
López, el abogado que da sus primeros pasos en el periodismo, afirmó que Libia era uno de los países más estables política y económicamente de la región. No carece de razón, pero omite, digamos, la “sencillez” de que Gadafi gobernó ese estado con mano dura. El abogado debe entender de lo que habla, porque recientemente obtuvo un diploma de oro en una encuesta publicada por el ICRT en Facebook, que lo posicionó como uno de los periodistas más ejemplares, a pesar de los miles de comentarios en su contra, las burlas y los memes. Bueno, cada organismo tiene su propia forma de interpretar las encuestas, aunque otros se lleven las manos a la cabeza por los resultados.
La comparación utilizada por el abogado, eso sí, se puede aplicar para examinar la realidad de otros países. Por ejemplo, el Pinochet de Chile. El dictador militar mantuvo la economía de su país con altos índices de eficacia. Lo logró pasando por encima de los cuerpos de miles de jóvenes asesinados, incluso del propio presidente Salvador Allende, quien se dio un tiro en La Moneda antes de ser capturado por la dictadura pinochetista.
En lo que respecta, nadie sabe qué podrá salir de «Patria y Vida» en su versión reparto. Sin embargo, hay que reconocer que Chocolate no carece de entusiasmo. Ni de éxito. Es una especie de Rey Midas del reparto y cuenta con miles de fanáticos que se entregan, poco vestidos, a la sensualidad y a las preliminares del sexo en las piscinas o playas de Miami. Vamos, que cualquiera que estuviera allí, entre tantos cuerpos esbeltos, estaría encantado de acercarse a un buen trasero para vivir por unos minutos esa aventura tumultuosa y eufórica que, crucemos los dedos, bien podría terminar en un buen revolcón.
En ese escenario, tanto da que suene Chocolate o hasta el mismo Papa. Con perdón de Dios. El mayor fracaso en ese momento, seamos sinceros, sería irse con la “yuca al hombro”; como diría un viejo amigo del servicio militar que dejé en La Habana y de quien supe que estaba preso por robarse algunas piezas de un viejo aire acondicionado ruso.
Chocolate es bien conocido por todos nosotros. En alguna ocasión se mencionó que fue el músico más popular de Cuba en 2018 después de lanzar ese éxito repartero de «Bajada», que seguramente se escuchó hasta en el Palacio de la Revolución. No decimos La Casa Blanca porque sería un poco difícil imaginar a Donald Trump moviendo sus robustas caderas al ritmo de “cuando el gato no está en casa empiezan los carnavales y la comparsa”. Aunque, pensándolo bien, tampoco se sabe si entre los líderes cubanos haya corrido mejor suerte. Lo que sí podemos asegurar, con la cabeza en la guillotina, es que se han visto videos y escuchado audios hasta de policías disfrutando de «Choco». Y eso es un buen indicio.
Ahora bien, es un poco complicado imaginar cómo podría sonar «Patria y Vida» en versión reparto, y más aún en versión “Choco”. El ritmo podría ser una suerte de Frankenstein entre «Bajada» y «Mi palón divino», con un grupo de espléndidas mujeres moviendo el trasero apoyadas en un Mercedes de última generación. Upss, mejor cambiamos la marca porque el clima político no está para pastelitos ni viajes por carretera.
Sin embargo, debemos notar que la última vez que revisamos las visualizaciones de «Patria y Vida» ya superaban los 3 millones en apenas unos días tras su estreno. ¿Se imaginan entonces qué podría ocurrir si Chocolate le pone empeño al asunto y lanza su propia versión de «Patria y Vida»? Candela al jarro, como dirían los viejos ecobios de Centro Habana.
Lo mejor que podría suceder si Chocolate lanza su «Patria y Vida» es que luego no venga Raúl Torres a hacer su propia versión, tal vez incluso en reparto. De ser así, solo queda recurrir a ese tan cubano grito de auxilio popularizado por Van Van: “Ay Dios, ampárame”.