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Más allá de sus playas de ensueño, la majestuosa arquitectura de su herencia colonial y la acogedora naturaleza de su gente, Cuba esconde zonas tan intrigantes como sorprendentes, desde localidades que parecen detenidas en el tiempo hasta estructuras naturales que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.
A pesar de la severa crisis que afecta la vida cotidiana de sus habitantes, la Mayor de las Antillas se presenta como un verdadero diamante en bruto, albergando infinitas oportunidades de desarrollo, incluso en lugares que no aparecen en los recorridos turísticos. Cuba Noticias 360 reúne cinco sitios singulares que encapsulan lo real maravilloso de la isla.
El Mural de la Prehistoria
Viñales es famoso por su belleza natural, pero pocos están listos para descubrir el Mural de la Prehistoria, una monumental pintura de 120 metros de largo que abarca una pared rocosa del mogote Dos Hermanas. Creada por el artista Leovigildo González, la obra ilustra la evolución biológica con un estilo que algunos describen como arte naif y otros como un extravagante kitsch. Su aparición en medio del pintoresco paisaje tabacalero sorprende a todos los visitantes.
Cueva de los Peces
En el centro de la Ciénaga de Zapata se halla un cenote de aguas cristalinas conocido como la Cueva de los Peces. A simple vista se asemeja a una piscina natural, sin embargo, su verdadera maravilla es su profundidad, que supera los 70 metros, y su conexión con un sistema de cuevas submarinas aún por explorar. Este «pozo azul» es un imán para los buceadores de todo el mundo, atraídos por la rica biodiversidad que alberga, donde se encuentran especies tanto de agua dulce como salada en un mismo ecosistema. Alrededor de este lugar, las leyendas populares hablan de tesoros ocultos y espíritus que vigilan las profundidades.
El Callejón de Hamel
En el barrio de Cayo Hueso, en La Habana, se encuentra uno de los lugares más vibrantes y únicos del país: el Callejón de Hamel. Este angosto pasaje se ha transformado en un santuario del arte afrocubano, adornado con murales psicodélicos, esculturas recicladas y grafitis que rinden homenaje a las religiones de origen africano. Más que un espacio artístico, el Callejón actúa como un punto de encuentro espiritual y cultural donde se realizan ceremonias, toques de tambor y presentaciones improvisadas; un lugar que parece coexistir en una dimensión paralela dentro del bullicio urbano.
Museo de los Orishas
En el mercado de artesanías de la Plaza de San Francisco se oculta un pequeño museo que simula un templo místico: el Museo de los Orishas. Este espacio está dedicado a las deidades del panteón yoruba y muestra figuras que representan a los orishas como Shangó, Yemayá y Elegguá, rodeados de velas, frutas y objetos rituales. No es un museo convencional; es un lugar en el que la frontera entre la exposición y la práctica religiosa se difumina. Los visitantes pueden sentir que están presenciando una ceremonia en curso, generando una experiencia intensamente sensorial y, para muchos, inquietante.
Remedios con sus Parrandas
Con una tradición festiva profundamente enraizada en la llamada Octava Villa de Cuba, las Parrandas de Remedios pueden parecer un espectáculo sacado de otro mundo. Cada diciembre, esta pequeña ciudad se convierte en un escenario de explosiones, luces y desfiles que desafían toda lógica. Dos barrios rivales, El Carmen y San Salvador, compiten con carrozas magníficas, fuegos artificiales artesanales y coreografías dignas de una ópera barroca. El bullicio es ensordecedor, la creatividad desbordante y la energía casi frenética. Algunos visitantes lo describen como una mezcla entre carnaval, rito tribal y teatro callejero, una experiencia que resulta caótica e inolvidable.