¿Cómo afecta al organismo la inflamación extrema provocada por el Covid-19?

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Un reciente análisis realizado por científicos estadounidenses exploró cómo la COVID-19 puede provocar inflamaciones severas en ciertas personas, quienes desarrollan dificultades respiratorias y daños multiorgánicos que pueden llevar a la muerte en algunos casos.

El estudio, publicado en la revista especializada Nature, reveló de manera sorprendente que los anticuerpos que el propio organismo genera al contraer el SARS-CoV-2 pueden, en ocasiones, intensificar esta peligrosa reacción.

En contraste, los anticuerpos generados por las vacunas basadas en tecnología ARNm, como las de Pfizer-BioNTech y Moderna, parecen no provocar ese efecto. Sin embargo, esto podría no ser aplicable a los inmunógenos cubanos, que se fundamentan en la proteína S que el virus utiliza para unirse a las células.

Para llevar a cabo el estudio, el equipo de investigadores, liderado por médicos del Hospital Infantil de Boston y del Hospital General de Massachusetts, ambos en Estados Unidos, analizó muestras de sangre fresca de pacientes con coronavirus que acudieron al servicio de urgencias, comparándolas con las de individuos sanos o con otras afecciones respiratorias.

Además, tomaron como evidencia autopsias de personas que habían fallecido debido a la infección, donde examinaron el tejido y estado de los pulmones tras el deceso.

Según el Miami Herald, que informó sobre la noticia, los autores descubrieron que el SARS-CoV-2 tiene la capacidad de infectar monocitos, las células inmunitarias de la sangre que actúan como centinelas y proporcionan una respuesta temprana a la infección, así como macrófagos, células similares presentes en los pulmones.

Una vez infectados, ambas células experimentan un tipo de muerte celular que libera una potente explosión de señales inflamatorias de alarma.

El estudio confirmó que alrededor del 6% de los monocitos en la sangre morían de esta forma, y al examinar las autopsias, hallaron que aproximadamente una cuarta parte de los macrófagos en el tejido también estaban pereciendo.

Dicha investigación también demostró que, aunque el SARS-CoV-2 pudo infectar monocitos y macrófagos, no logró producir nuevos virus infecciosos. En este sentido, los investigadores creen que las células murieron rápidamente por piroptosis antes de que los nuevos virus pudieran formarse completamente.

Judy Lieberman, una de las investigadoras principales del proyecto, expresó que su objetivo era comprender qué distingue a los pacientes con síntomas graves de aquellos con síntomas leves de COVID-19.

«Sabemos que muchos marcadores inflamatorios están significativamente elevados en personas con enfermedad grave y que la inflamación es la raíz de la gravedad, pero desconocíamos qué lo desencadena», agregó.

La inflamación severa provocada por la COVID-19 es uno de los síntomas más preocupantes de esta enfermedad, y se manifiesta en forma de irritación, dolor e hinchazón en todo el organismo.

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