Texto: Hugo León
Cuando los primeros misiles rusos impactaron en territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022, pocos, si es que alguien, previeron que el conflicto se prolongaría tanto y causaría tantas desgracias y muertes a lo largo de un año.
Este martes 7 de febrero se cumplen 349 días de guerra entre Rusia y Ucrania, y el enfrentamiento no hace más que intensificarse, cobrando más vidas en ambos lados y poniendo en una delgada línea la seguridad mundial, debido al constante riesgo de una escalada de tensiones entre Moscú y Occidente, que apoya a Ucrania.
Las cifras de muertos y heridos son escalofriantes: según el Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, hasta noviembre de 2022, aproximadamente 100 mil soldados de cada bando habían perdido la vida o resultaron heridos, y cerca de 40 mil civiles habían fallecido.
Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que entre 15 y 30 millones de personas han abandonado sus hogares desde que Rusia lanzó la invasión el 24 de febrero, con cerca de ocho millones de refugiados ucranianos dispersos por toda Europa, incluyendo Rusia.
Hoy, las Fuerzas Armadas de Ucrania afirmaron haber aniquilado a más de un millar de soldados rusos en los combates ocurridos en las últimas 24 horas, gracias a las tácticas arriesgadas del Kremlin para ganar algo de terreno. Kiev sostiene que en los últimos dos días ha destruido 25 tanques rusos y que el total de soldados rusos fallecidos asciende a 133 mil 190.
Moscú, que nunca ha reconocido grandes pérdidas en el conflicto, ha admitido que los combates recientes en las nevadas trincheras son los más mortales desde el inicio de la invasión, aunque ninguno de los bandos ha logrado mejorar significativamente sus posiciones en el frente este.
Estos reportes llegan en medio de las advertencias de Kiev y de los servicios de inteligencia occidentales sobre la acumulación de tropas y municiones rusas para una inminente ofensiva triple, que se llevaría a cabo desde las dos provincias que conforman la región de Donbass (Donetsk y Lugansk) y desde el sur, por Zaporiyia.
En las últimas semanas, el ejército ucraniano también reconoció que su oponente había logrado cierto avance al capturar varios municipios. Sin embargo, su principal objetivo, la ciudad de Bahamut en Donetsk, lleva meses bajo asedio sin que las fuerzas rusas hayan logrado conquistarlo.
Además, Moscú lanzó una ofensiva sobre la localidad de Vuhledar, un bastión ucraniano en la línea del frente.
En resumen, los planes de Putin para una intervención casi quirúrgica que destituyera al presidente ucraniano y le diera el control de Kiev se desmoronaron en el momento en que Ucrania mostró resistencia y se deshicieron por completo cuando los defensores ucranianos lograron repeler a las fuerzas rusas que intentaban tomar la capital.
Aún más, los éxitos ucranianos en Járkiv, Jersón y otras ciudades han puesto en jaque la maquinaria militar de Moscú y han alimentado la creencia de que es posible una victoria sobre el segundo ejército más poderoso del mundo.
¿Puede Ucrania aspirar a derrotar a Rusia realmente?
Militarmente, Rusia es muy superior a Ucrania, que depende de los constantes suministros de Occidente para mantenerse en la lucha. A pesar de esto, su ejército no ha logrado en casi un año lo que esperaba completar en dos semanas.
En términos estratégicos, el Kremlin ha sido explícito: “la derrota de una potencia nuclear en una guerra convencional puede provocar una guerra nuclear”, dijo una figura de gran relevancia en Moscú como el expresidente Dmitri Medvédev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país.
Los analistas occidentales son conscientes de esto y consideran improbable a corto plazo una victoria militar total de Ucrania, pero creen que Kiev puede sentarse a negociar desde una posición de fuerza, respaldada por más éxitos en el campo de batalla.
No obstante, algunos sostienen que Rusia ya ha perdido, teniendo en cuenta que los dos objetivos iniciales de la invasión eran la desmilitarización de Ucrania, colocar un gobierno títere y convertir al país en un área de amortiguamiento. Ahora, el gobierno de Zelensky está más vinculado que nunca a Occidente y su ejército continúa combativo.
Según el general Valeri Zaluzhny, comandante en jefe de las tropas ucranianas de 49 años, el objetivo por el que luchan es liberar todo el territorio nacional de la invasión rusa y no se detendrán hasta lograrlo.
“Para negociar, Rusia debe renunciar a todos los territorios que ha capturado”, expresó en una conversación telefónica citada por el medio Financial Times.
Mientras tanto, Alemania y otros aliados occidentales proporcionan a Ucrania nuevo equipo pesado, como los temibles tanques teutones Leopard 2, y Rusia se prepara para lanzar una nueva ofensiva cerca del primer aniversario de la guerra.
Con todo lo anterior, es dudoso que la resolución del conflicto llegue pronto y de manera sencilla. Rusia sabe que tiene la fuerza para ganar -si Occidente no interviene- y Ucrania considera que dificultar el trabajo de Moscú le permitirá sentarse a dialogar o intentará recuperar sus territorios mediante la fuerza.