Foto: RL Hevia
Texto: Hugo León
Las autoridades cubanas declararon hace un par de semanas que no se estaba declarando guerra a las Mipymes; sin embargo, pasaron por alto que las medidas que anunciaron en su contra eran solo el comienzo de una serie de acciones perjudiciales. Hoy, continuaron con los anuncios y no está claro si se trata de una guerra o una emboscada, pero lo que es indudable es que es un duro golpe al sector privado.
¿Cuál es la nueva medida y a quién afecta?
El gobierno cubano ha establecido el pago de aranceles en divisas para las importaciones del sector no estatal, según informó este miércoles el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, durante el tercer período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en su décima legislatura.
De acuerdo con Marrero Cruz, esta decisión forma parte de un conjunto de reformas económicas destinadas a reactivar la economía cubana.
Dicha medida afectará a decenas de Mipymes con licencia para importar insumos y productos variados del exterior.
El principal desafío es que la mayoría de las Mipymes en la isla son simplemente revendedoras de productos adquiridos en el extranjero, lo que significa que no están agregando valor a la producción nacional ni satisfaciendo la necesidad de Cuba de reactivar sus fuerzas productivas en sectores donde solía sobresalir antes del triunfo de la revolución y en los años posteriores.
Guerra contra el sector privado
A pesar de lo anterior, los economistas coinciden en que las Mipymes sí ayudan a resolver un problema que el gobierno no puede afrontar: facilitan el acceso a alimentos para los cubanos, ya que gran parte de sus importaciones son de productos básicos como el aceite, el arroz o la harina.
Si estas empresas no importan estos y otros productos de alta demanda, sería prácticamente imposible encontrarlos en el país o su costo aumentaría, dado que el mercado negro y plataformas de clasificados como Revolico existen desde antes que las Mipymes. Sin una oferta adecuada, los precios seguirían incrementándose aún más.
Las Mipymes, como han afirmado destacados analistas, no son resultado del deseo del gobierno de fomentar un sector privado dinámico en Cuba, sino de una necesidad básica que el propio gobierno ha generado: la de abastecer al pueblo.
Sin embargo, el gobierno, que no dejó por escrito muchas de las normas que el incipiente sector privado debía seguir, ha actuado con dureza. Entre el 12 y 13 de julio, el Ministerio de Finanzas y Precios impuso más de cuatro mil multas a negocios privados por infracciones de precios. Esto resultó en la recaudación de más de 13 millones de pesos, una suma superior a los ingresos de cientos de empresas estatales en un año.
Además, se retiró la autorización de funcionamiento a más de 50 establecimientos, se realizaron cientos de ventas forzosas y también se llevaron a cabo decomisos.
¿Cómo van a pagar las Mipymes en divisas si sus productos se venden en pesos cubanos y el gobierno ni siquiera se ha dignado a permitirles manejar una parte de sus ingresos en divisas extranjeras?
¿Es consciente el primer ministro de que muchas Mipymes deben acudir al mercado informal de divisas y comprar lo que puedan en el banco para poder volver a importar en el extranjero con monedas reales? Si es así, las medidas anunciadas hoy pueden ser consideradas como una verdadera declaración de guerra, o como un intento de «perdón, era una broma», para que las Mipymes regresen al cuento del que intentaron sacarlas.
Aún hay quienes insisten en que ha llegado el momento del sector privado en Cuba.
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