Texto: Raúl del Pino
Foto: Enmanuel Santos
Aunque a menudo esta palabra se utiliza para describir una acción como excepcionalmente positiva, en este caso, es todo lo contrario. El deteriorado béisbol cubano ha alcanzado su punto más bajo nuevamente, esta vez en relación con el arbitraje de la 63 Serie Nacional.
Si bien el nivel de los árbitros en los campeonatos nacionales ha dejado mucho que desear durante años, esta temporada varios incidentes relacionados con decisiones erróneas han empañado un espectáculo que debería tener como únicos protagonistas a los jugadores, como ocurre en cualquier deporte.
Protestas, enfrentamientos directos con peloteros o managers y amenazas por parte de los aficionados han sido algunas de las experiencias que han atravesado los «colegiados» en varias provincias del país; situaciones en las que ellos tampoco son inocentes, ya que su errático desempeño en muchos casos representa otra muestra de las difíciles horas que vive el pasatiempo favorito de los cubanos.
Tres eventos recientes han acaparado la atención en las redes sociales, que se han convertido en un hervidero de opiniones. Para empezar, debemos viajar a Pinar del Río, donde supuestamente se presentó el primer caso conocido de suplantación de identidad de un árbitro en el béisbol cubano.
La denuncia, revelada por el periodista Michel Contreras, avivó aún más los ánimos de la afición pinareña, que ya se encontraba enardecida por un error garrafal del árbitro en cuestión días antes, por el cual supuestamente fue sancionado. No obstante, el mencionado cronista aseguró que el juez Ricardo Companioni volvió al terreno del mismo Capitán San Luis pinareño, pero bajo otra identidad.
Como respuesta a esta acusación, la Federación Cubana de Béisbol y Softbol no tuvo más remedio que intervenir, aunque lo hizo negando rotundamente lo ocurrido: “Es falso que algún árbitro actuara con nombre falso en la #63SNB. No ha sucedido ni sucederá, aunque algunos se empeñen en afirmarlo, faltando, intencionalmente, al más elemental sentido de la ética”, argumentó en su cuenta de X.
Lo que el organismo rector de la actividad beisbolera en la isla no anticipó es que desde el propio lugar de los hechos, el comentarista deportivo Osbel Benítez, quien narra los partidos de los Vegueros para la emisora local, lo contradijera públicamente y lo instara a abrir una investigación.
“Sí se mencionó en la amplificación local un nombre falso, sí se engañó a esa misma población, aunque en la página pusieran otro. Al notar la situación en la transmisión del domingo, orienté revisar el tema; ahí está de testigo mi estadístico y compañero de transmisión”, escribió el periodista en su perfil de Facebook.
Así las cosas, a la FCBS no le quedó más opción que “reponerse” y ceder al clamor popular, aunque, una vez más, su respuesta fue ambigua. “Mientras reunimos todos los elementos, aseguramos que, más allá de su objetivo, rechazamos cualquier iniciativa que haya llevado a mentir, ignorando lo reflejado en las hojas oficiales de anotación”.
Robo en Matanzas y trifulca en Cienfuegos
A la espera de la resolución de esa trama, el arbitraje continuó generando controversias en otros estadios de la isla durante el fin de semana. Se dice que una imagen vale más que mil palabras, y esta afirmación se respalda con una captura de pantalla que desmiente el triple play que el equipo de Matanzas ejecutó frente a la Isla de la Juventud el pasado sábado.
En la reproducción digital se puede observar claramente cómo la pelota que marcaba el tercer out de la jugada aún no había entrado en el guante del inicialista yumurino, mientras que el corredor pinero ya había pisado la base. En este caso, el error fue atribuible a Yanet Moreno, la primera mujer árbitra de Cuba y actualmente una de las más experimentadas en esta labor.
Como si no fuera suficiente, las polémicas que rodean a los “vestidos de negro” continuaron en auge, y la última quizás fue la más lamentable y preocupante. El fallo arbitral esta vez tuvo lugar en el parque cienfueguero 5 de Septiembre este domingo, con los equipos locales y Camagüey como protagonistas.
Con un ambiente tenso en la parte baja del décimo inning, el árbitro principal decretó quieto un corredor en la goma que determinaba la victoria de los Toros, dejando en el campo a los sureños. La decisión desató de inmediato una enérgica protesta de todos los jugadores del conjunto anfitrión, aunque en ese enfrentamiento eran visitantes debido a la actual estructura del campeonato.
Las imágenes de la transmisión en vivo por Facebook de una página que sigue a los Elefantes no permiten discernir con claridad si la decisión fue correcta o no, pero evidencian la gravedad de lo ocurrido, donde el equipo arbitral corrió el riesgo de sufrir daños físicos, sin ningún elemento de seguridad que los pudiera proteger. Más tarde, otros videos también muestran cómo decenas de aficionados esperaban a los árbitros en la salida del estadio lanzándoles ofensas.
Estas situaciones, por graves que sean, apenas representan la punta del iceberg de un fenómeno mucho más profundo que ahora se hace más visible gracias a los celulares y al internet. Desde siempre, en el béisbol y el deporte cubano en general, han ocurrido errores, sin embargo, hoy en día son más difíciles de ocultar.
Con media Serie aún por jugarse, la Comisión Nacional deberá tomar acciones serias si desea evitar que el evento deportivo más mediático de Cuba se mantenga sumido en un caos total. Mejorar el nivel de los árbitros no es algo que se logre de la noche a la mañana, pero al menos con transparencia y empatía, algo que históricamente no ha caracterizado a los organismos deportivos o sus dirigentes, pueden lograr que la afición calme un poco sus pasiones. Todo esto con el fin de que “la sangre no llegue al río”.