Foto: Joana.Riz | Flickr
Texto: Hugo León
Además de la satisfacción esperada por la declaración del bolero como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la noticia ha suscitado controversia y discusión.
¿Es el bolero más cubano o más mexicano, o pertenece a ambos países? ¿Qué motivó que ambos países presentaran la propuesta y cuál ha sido la contribución de cada uno al género? Estas interrogantes son el eje de intensos debates en redes sociales en estos días.
¿El bolero es cubano o mexicano?
Directamente al grano, el bolero es un estilo musical de origen cubano que emergió en el siglo XIX, influenciado por elementos culturales de España y África, así como de otras naciones europeas. Según los historiadores, la primera pieza representativa de este estilo fue “Tristezas”, compuesta por el cubano José Sánchez en Santiago de Cuba en 1883. El bolero ganó popularidad rápidamente gracias a las serenatas de la época y entre los trovadores destacaba el propio Sánchez.
De acuerdo con la bibliografía disponible, esta obra escrita por él dio formalmente origen al género, apoyado por la percusión y las guitarras. No obstante, ya se sugiere que el bolero típico cubano pudo haber surgido décadas antes, alrededor de 1840.
El bolero se expandió por el resto de Cuba hacia finales de siglo y durante los primeros años de 1900. En La Habana, por ejemplo, fue introducido por Alberto Villalón y Sindo Garay, quienes, junto a Emiliano Blez, fueron fundamentales para que el género llegara a México y se popularizara, así como a Puerto Rico.
Villalón fue el primer trovador en grabar en cilindros fonográficos y en México cantó junto al reconocido Miguel Zaballa como parte de la compañía de Raúl del Monte, lo cual fue clave para el desarrollo del bolero en México, según un estudio de Evangelina Tapia titulado “El bolero y la cultura de la vida cotidiana”, publicado en universidades mexicanas.
Posteriormente, tanto en México como en Cuba, el bolero se fue desarrollando con particularidades propias, absorbiendo influencias de su entorno y extendiéndose a otros países del continente como Ecuador, Venezuela, Colombia y Argentina, entre otros.
Entonces, ¿por qué fueron las dos naciones quienes presentaron la candidatura conjunta y no solo Cuba?
Es esencial comprender que México fue el país que dio el primer paso en este proceso: la iniciativa de la candidatura como patrimonio inmaterial fue propuesta por especialistas mexicanos, no por cubanos. Desde 2013, instituciones tanto públicas como privadas, así como especialistas y apasionados del género, trabajaron arduamente en un programa que incluyó la presentación del expediente, la demostración de su relevancia histórica y la difusión del género.
Según Alden González Díaz, promotor de la EGREM y mánager del Septeto Santiaguero, en los primeros textos de los mexicanos “se menciona la influencia regional de Cuba en el momento en que el bolero arribó a México”.
“Como cubano, eso me provoca tristeza, porque esa influencia no ha llegado a las nuevas generaciones de cubanos. Además, el cariño de los mexicanos hacia la música cubana es tan profundo que también aprecian el danzón”, comentó en un profundo post en su perfil en redes sociales en el contexto del tema.
La conclusión es clara: el bolero nació en Cuba, pero fue alimentado y protegido por México. En Santiago de Cuba, por ejemplo, la casa donde nació José -Pepe- Sánchez, el padre del género, ni siquiera tiene una placa conmemorativa.
En 2015, fueron los mexicanos, no los cubanos, quienes fundaron el Instituto de Preservación y Fomento del Bolero; promovieron un Festival Mundial del Bolero; organizaron congresos para su promoción y en 2016 declararon el bolero como patrimonio cultural inmaterial de su país. Cuba tardó hasta 2021 para reconocerlo al mismo nivel.
Aun así, México, “madre adoptiva” del bolero, presentó el expediente en conjunto con Cuba. En marzo de 2022, el Ministerio de Cultura cubano y la Secretaría de Cultura del Gobierno mexicano presentaron el caso “Bolero: identidad, emoción y poesía hechas canción”. Los resultados de esta colaboración pueden disfrutarse desde hace unos días.
¿Orgullo o regionalismo?
Otras publicaciones parecen perderse en la sutil línea entre el orgullo y el regionalismo de algunos santiagueros, quienes expresan su descontento por el hecho de que el bolero, originario de Santiago, se le catalogue como cubano, mientras olvidan que ninguna provincia es más grande que la nación y que a Martí, por ejemplo, se le reconoce como Apóstol o Héroe Nacional, y es considerado por muchos el más grande de los cubanos, no “de los habaneros”.
Rodulfo Vaillant, presidente del comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en esa provincia oriental, ha señalado en varias ocasiones en los últimos días que el bolero nació en Cuba, que es cubano y de Santiago.
Sin embargo, en sus últimos comentarios, enfatizó que siente “una agresión a Santiago” con la afirmación de que el bolero es cubano, “ya que se está ocultando su cuna y su origen”, añadió.
Inmediatamente, otros artistas de la provincia oriental se unieron al debate, muchos tristes o inconformes por la candidatura compartida, otros preocupados por la falta de pronunciamiento de quienes conocían la propuesta. María Elena Tamayo, cantante santiaguera e integrante del Instituto Nacional de la Música, cuestionó: “¿qué sucederá en el futuro con los demás géneros cubanos, también tendremos que compartirlos?”.
No ha faltado quien exprese su preocupación por que Cuba “se quedará sin patrimonio al ritmo que vamos”.
Sería interesante preguntar a los más preocupados si conocen cómo ha trabajado México para preservar el bolero, si son conscientes de que la idea de presentar el bolero ante la Unesco fue mexicana, y qué acciones puede tomar Cuba para preservar mejor sus tradiciones y darles el espacio que merecen. Tal vez así no se pierda el patrimonio, ni habrá necesidad de que otros vengan a cuidarlo por nosotros.