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Texto: Fede Gayardo
La inminente formación de tormentas que podrían convertirse en huracanes está generando preocupación entre los meteorólogos ante el próximo comienzo de la temporada ciclónica de 2025.
Con solo dos meses para el arranque de este periodo en el Atlántico (del 1 de junio al 30 de noviembre), la empresa meteorológica estadounidense AccuWeather ha pronosticado la creación de 18 tormentas con nombre, de las cuales entre siete y diez podrían desarrollarse hasta convertirse en huracanes.
De acuerdo a los informes proporcionados por la agencia estatal Prensa Latina (PL), se estima que entre tres y cinco de estos huracanes alcanzarán la categoría 3 o superior en la escala Saffir-Simpson.
Teniendo en cuenta estas proyecciones, la temporada ciclónica se anticipa más activa en la cuenca del Atlántico, que comprende el Caribe y, en particular, a Cuba.
El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. también ha anticipado una temporada con riesgos elevados, aunque aún no ha revelado su pronóstico oficial.
La entidad menciona que regiones como Florida, el Golfo de México, las Carolinas y toda el área caribeña se encuentran entre las zonas con mayor probabilidad de enfrentar huracanes intensos.
El informe señala los factores que respaldan estas estimaciones, siendo fundamental el contenido de calor en el océano, el cual evalúa la temperatura del agua y la profundidad de las capas cálidas. Este “será elevado, lo que favorecerá el fortalecimiento de los ciclones tropicales”.
Por otro lado, la posición del anticiclón de las Azores, un sistema de alta presión que suele guiar el movimiento de los huracanes, también es relevante. Cambios en su posición podrían desviar las tormentas hacia el Caribe y el Golfo de México.
Asimismo, se destaca otra condición climática significativa que es la presencia de polvo sahariano, ya que las grandes nubes de aire seco que provienen del Sahara podrían temporariamente inhibir la formación de tormentas tropicales.
AccuWeather concluye que “la evolución de estos factores será crucial para anticipar la trayectoria y el impacto potencial de los huracanes” en la próxima temporada ciclónica de 2025.
El año pasado, Cuba experimentó el impacto directo de dos huracanes, además de daños causados por otras tormentas y fenómenos meteorológicos. En octubre, el huracán Oscar tocó tierra como categoría 1 en la provincia de Guantánamo, con vientos de hasta 130 km/h, dejando un saldo inicial de al menos seis muertos.
A las dos semanas, el huracán Rafael, de categoría 3, afectó el occidente cubano, especialmente Artemisa, con vientos sostenidos de 185 km/h y provocó el colapso total del sistema eléctrico nacional.