Con el propósito de fomentar el avance de la ciencia y la innovación, así como fortalecer su vinculación con la economía, la Gaceta Oficial emitió en febrero el Decreto 2/2020 sobre las Empresas de Alta Tecnología (EAT). Casi un año después, se aprobaron las primeras: el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y la Empresa de la Industria Biotecnológica y Farmacéutica (BIOCEN).
La noticia fue anunciada a través del perfil oficial en Twitter de Armando Rodríguez Batista, viceministro del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), quien resaltó que esta decisión fue fruto de un acuerdo del Consejo de Ministros celebrado el 24 de diciembre del año pasado.
Vigente por un período de 3 años, esta categoría puede renovarse si el centro que la ostenta continúa cumpliendo con los requisitos e indicadores que le dieron origen. Las EAT representan un vínculo entre el conocimiento y la producción, destacándose por mantener altos estándares tecnológicos y contar con personal altamente calificado.
Algunos de los requisitos para obtener esta categoría incluyen una alta productividad, que debe superar los 50,000 pesos al año por trabajador y ser sostenible a largo plazo. Además, el potencial científico debe reflejarse en la cantidad de doctores, maestros en ciencias y especialistas de posgrado, quienes deben representar al menos el 15% del total de profesionales universitarios de la empresa.
¿Y qué beneficios implica esto? Se ofrecen facilidades desde la perspectiva tributaria y fiscal: por ejemplo, la capacidad de realizar importaciones y exportaciones directas. También se contempla una bonificación del impuesto sobre utilidades de hasta un 15%, considerando que el régimen general actual de la economía es de un 35%, así como la eliminación del impuesto sobre las ventas y de los aranceles por la importación de equipos y tecnología.