Foto: RL Hevia
Texto: Raúl del Pino
La desbordante euforia de Miliamy Marín tras conseguir la medalla de bronce en la categoría de 76 kilogramos destaca una perspectiva optimista respecto al desempeño de la delegación cubana en París. La habanera no podía creer que finalmente había logrado convertirse en medallista olímpica. Lloraba, cargaba a su entrenador Filiberto Delgado y lo abrazaba con fuerza. También se fundió en un abrazo con su compañera de equipo Yusneylis Guzmán, quien se hizo con una medalla de plata. Realizaba acrobacias en el aire y recorría el área del colchón agradeciendo a un público que vibraba con su emotiva celebración.
Marín simboliza a esos cubanos que han sabido apreciar estos Juegos Olímpicos con una visión realista, conscientes de que Cuba ya no es la potencia de antaño que llegaba a cada evento estival con expectativas ambiciosas y grandes delegaciones. Esas ilusiones, como las de toda la nación, se han desvanecido con el tiempo, dado el panorama poco alentador que enfrentan los millones que aún residen en la isla y no han optado por la emigración.
A pesar de que los líderes del Inder tenían como meta conquistar cinco medallas de oro y finalizar entre los 20 primeros en el medallero, lo ocurrido en París 2024 desde el primer día fue un recordatorio de que soñar no cuesta nada, pero despertar puede resultar complicado. Si hacemos un balance general, solo el gran Mijaín cumplió con su misión, a pesar de las dudas que algunos habían planteado sobre el Gigante de Herradura. También surgieron sorpresas, incluyendo el único título en boxeo del debutante Erislandy Álvarez, así como las dos medallas históricas para la lucha femenina cubana en los Juegos Olímpicos.
¿Realmente podemos juzgar a aquellos que no lograron cumplir con las expectativas establecidas para ellos? Creo que los Juegos de la capital francesa deberían servir para que el exigente público cubano aprenda a disfrutar las actuaciones de sus deportistas, más allá de las metas preestablecidas e incluso de la bandera que representan.
Porque esa es también la otra cara de Cuba en París: 21 atletas nacidos en la isla, casi todos educados y formados ahí, pero que decidieron marcharse, al igual que millones de sus compatriotas, en busca de un futuro mejor. Las ocho medallas que ellos obtuvieron, representando a seis países distintos, casi igualan las nueve alcanzadas por la delegación oficial cubana, a pesar de que el número de estos últimos era tres veces mayor.
Por supuesto, siempre habrá quienes insistan en convertir esto en un asunto conflictivo, quienes persistan en dividir entre un bando y otro. La “Cuba Libre” frente a la “Cuba Inder”, como se ha dicho. Sin embargo, quisiera pensar que para la mayoría, esos límites impuestos no importan y que aquellos que sienten a la isla en su corazón se emocionaron tanto por los oros de Mijaín y Erislandy, como por la actuación de los antillanos en el podio del triple salto masculino, aunque ninguna de esas medallas contara en el total de la delegación.
Los Juegos Olímpicos de París se despiden, y aún no hemos tomado conciencia de que con ellos se van algunas leyendas del deporte cubano. Dentro de cuatro años, en Los Ángeles, no estarán Mijaín, Idalys Ortiz ni Julio César La Cruz. También podrían faltar Arlen López o Leuris Pupo. En conjunto, suman 11 de los 22 títulos que Cuba ha ganado en las últimas cinco ediciones. Lo más triste no es la falta de relevos para estas estrellas, sino que sus sucesores opten por salir del país, dejándolo huérfano para el próximo ciclo. Esta es una realidad que trasciende el deporte y refleja la sociedad.
Cuba finaliza oficialmente su participación en el lugar 32 del medallero, con un total de dos oros, una plata y seis bronces. Una medalla más tampoco hubiera cambiado el objetivo de situarse entre los 20 primeros, ya que el resultado estadístico sería el mismo: la actuación más discreta de la isla desde México 1968. Fue en la capital azteca donde se logró la última vez sin medallas de oro, concluyendo con solamente cuatro platas en el puesto 31. Con el futuro que se vislumbra tras estos Juegos, ese debe ser el panorama real para las próximas expediciones bajo los cinco aros, y cualquier desempeño superior sería motivo de celebración.
🇨🇺| #Cuba ocupa el lugar 32 del medallero de las #OlimpiadasParis2024.
Segunda nación de América Latina y el Caribe, solo detrás del gigante sudamericano, #Brasil.
Hoy recordamos cuáles fueron esas preseas:
🥇Mijaín López 🤼
🥇Erislandy Álvarez 🥊
🥈Yusneylis Guzmán 🤼♀️ pic.twitter.com/7K0OqpgmYh
— Presidencia Cuba 🇨🇺 (@PresidenciaCuba) August 11, 2024
Cubanos en la última jornada olímpica (domingo 11 de agosto)
– Milaymis Marín, lucha femenina (76 kg) La campeona panamericana y centrocaribeña evitó el combate de repechaje debido a una lesión previa de la luchadora que iba a ser su adversaria, la rumana Catalina Axente. Sin embargo, en la lucha por la medalla tuvo que enfrentar a la número uno del ranking y subcampeona del último mundial, Aiperi Medet, de Kirguistán. Fue un trámite para la habanera, quien se impuso con un convincente 6-0. “Lo disfruto como si fuera un oro. Todos los resultados que he conseguido han sido resultado de mucho esfuerzo. Tengo un entrenador a quien llamo el Rey Midas, todo lo que toca lo convierte en oro. Gracias a su estrategia y a cómo me guió durante el combate logré mi objetivo”, declaró la deportista de solo 23 años que ahora puede agregar un bronce olímpico a su trayectoria.