Texto: Raúl del Pino
Foto: RL Hevia
Portar la bandera nacional de un país durante la ceremonia de apertura de unos Juegos Olímpicos puede ser visto como un gran honor, comparable a ganar una medalla. Quienes son elegidos para este honor no solo son destacados deportistas, sino que también encarnan valores que representan a la nación que los designa, actuando como embajadores ante el mundo.
Para los aficionados al deporte cubano, escuchar el nombre de la isla y ver aparecer a la delegación caribeña en el estadio es uno de los momentos más emocionantes y esperados de cualquier evento multideportivo. Hasta Tokio 2020, un total de 15 atletas han sido inmortalizados al alzar la bandera de la estrella solitaria en las ceremonias de inauguración olímpicas. Desde el legendario Ramón Fonst hasta el excepcional Mijaín López, cada elegido tiene una historia que merece ser recordada, y en Cuba Noticias 360 te las compartimos.
París 1924: Ramón Fonst Segundo (esgrima)
A pesar de que más de un siglo separa sus logros de hoy, no se puede narrar la historia de Cuba en los Juegos Olímpicos sin empezar por el espadachín habanero. Gracias a su participación, la mayor isla del Caribe hizo acto de presencia en la segunda cita estival de la era moderna, que se realizó en la capital francesa en 1900. Fonst, con solo 17 años, fue el único representante cubano en esos atípicos Juegos, que se llevaron a cabo a lo largo de varios meses en el contexto de la Exposición Universal de París y que carecieron de ceremonias de apertura y clausura.
No hay consenso respecto a si cuatro años después, en San Luis, Estados Unidos, «el zurdo» estuvo presente portando la bandera en un desfile inaugural que pasó a la historia por su carácter segregativo. Sin embargo, oficialmente se le reconoce como el primer abanderado de Cuba en los Juegos de 1924, nuevamente en la capital francesa, donde acudió a sus 41 años. Hasta hoy, Fonst se mantiene como el atleta cubano más laureado a nivel olímpico con cuatro oros y una plata (en espada y sable) en sus dos primeras participaciones. Falleció en La Habana a los 77 años, el 10 de septiembre de 1959.
El Zurdo o “el nunca segundo” quedará en la historia como el más grande esgrimista cubano 🇨🇺 de todos los tiempos.
Ramón Fonst Segundo fue el primer campeón olímpico🥇 de Cuba y del continente al sur del río Bravo, logrando su primera medalla olímpica en París 1900. pic.twitter.com/D17fglLYE4
— FEU-LEX (@LexFeu) 31 de agosto de 2023
Ámsterdam 1928: José Eduardo Barrientos Schweyer (atletismo)
Del bólido matancero, lo que más se recuerda en la actualidad es el evento atlético que lleva su nombre y que se celebra anualmente en La Habana. Es un merecido homenaje para el único representante cubano en los Juegos de la IX Olimpiada organizados en la capital de los Países Bajos. Barrientos, que un año antes había estado cerca del entonces récord mundial del hectómetro, enfrentó muchas dificultades para llegar a Ámsterdam y apenas logró avanzar a la primera ronda eliminatoria de los 100 metros con un tiempo de 11.10 segundos. En la siguiente carrera, terminó cuarto, quedando fuera de la final.
Meses después de su decepcionante participación olímpica decidió retirarse de competir a solo 25 años, a pesar de tener un futuro prometedor. Falleció prematuramente en 1945 cuando un avión en el que viajaba de Cayo Hueso a La Habana desapareció en el mar. En 1946 se instauró el Memorial Barrientos, que se ha convertido en el certamen de campo y pista más longevo del Caribe.
Londres 1948: Raúl García-Ordóñez (baloncesto)
El regreso a las grandes citas estivales después de 20 años marcó un hito en la historia olímpica de Cuba. Una delegación de 53 atletas en 12 deportes superó los 15 que habían participado en las cuatro ediciones anteriores en las que la isla estuvo presente. Entre las novedades estaba el equipo masculino de baloncesto, que con 13 integrantes lideró la delegación, incluido el abanderado durante la ceremonia de apertura en el icónico estadio de Wembley.
Con 1,88 metros de altura, García-Ordóñez, nacido en New Hampshire, Estados Unidos, formó parte del equipo que culminó en el puesto 13 de entre 24 contingentes. Cuatro años más tarde, repetiría en los Juegos de Helsinki, aunque en esta ocasión otro compañero llevaría la bandera nacional. Curiosamente, tampoco falleció en Cuba; murió en Miami en 2013 a la edad de 88 años.
Helsinki 1952: Federico López Carvis (baloncesto)
Fue la segunda participación consecutiva de una selección cubana en el torneo de baloncesto, y nuevamente uno de sus miembros tuvo el honor de alzar la bandera durante la inauguración, esta vez en el estadio olímpico de la capital finesa. Al igual que García-Ordóñez, “Fico” López participó en Londres y repitió en la edición posterior, donde Cuba tuvo un grupo reducido de solo 29 atletas en ocho disciplinas, pero mejoró su rendimiento en el baloncesto, finalizando en noveno lugar. A diferencia de su predecesor, el abanderado de 1952 nació en la isla (1918) y también falleció allí (2001).
Melbourne 1956: Manuel Sanguily Betancourt (natación)
Por tercera vez consecutiva, la delegación olímpica cubana se redujo en comparación con la anterior. A la remota ciudad australiana solo viajaron 16 deportistas antillanos que compitieron en cinco disciplinas, entre ellos la primera mujer en debutar en los Juegos, la velocista Bertha Díaz, conocida como “la gacela de Cuba”. Sin embargo, el encargado de portar la bandera fue el nadador Manuel Sanguily, quien terminó séptimo en los 200 metros estilo pecho, habiendo quedado eliminado en las preliminares en Helsinki. Tras finalizar su carrera deportiva, emigró a Estados Unidos en 1959, donde se graduó como médico. Falleció en Nueva York a finales de 2022, a los 89 años.
Roma 1960: José Antonio Yañez Ordaz (lucha libre)
Para la fiesta multideportiva en la capital italiana, Fidel Castro ya había tomado el poder en La Habana; sin embargo, la revolución cubana aún no había dejado huella en el deporte. Por ello, la delegación que viajó a Roma estuvo formada por solo 12 atletas, incluidas tres mujeres, que compitieron en ocho especialidades. El luchador habanero Yañez (67 kilogramos), que venía de conseguir el bronce en los Juegos Panamericanos de 1955 y 1959, tuvo el honor de ondear la bandera durante la ceremonia en el icónico estadio olímpico romano.
Fallecido en 2015, un día antes de su cumpleaños 82, también destacó por ser fundador de la Escuela Superior de Educación Física, actual Universidad del Deporte Cubano, y por convertirse en el primer doctor en ciencias del movimiento deportivo de la isla. Hoy en día, el Inder otorga anualmente el Premio Especial por la Obra de la Vida José Yáñez Ordaz a reconocidos científicos relacionados con la actividad deportiva.