Foto: RL Hevia
El Gobierno cubano ha estado implementando desde hace años una estrategia que busca depender de inversiones extranjeras para revitalizar su debilitada economía, y ahora esta política se extiende al sector tecnológico.
Más allá de simplemente “compartir experiencias e intercambiar iniciativas para fortalecer las relaciones de colaboración con la comunidad de cubanos dedicados a la industria del software y servicios de Tecnologías de la Información y Comunicaciones en el extranjero”, el verdadero objetivo del foro empresarial celebrado este miércoles es atraer inversión extranjera de manera directa.
Este nuevo enfoque plantea que los cubanos que residen en el exterior inviertan en el mismo país del que se fueron, independientemente de las razones que les llevaron a emigrar.
Por esta razón, los organizadores del foro ofrecieron a los 172 cubanos conectados desde aproximadamente 30 países información detallada sobre empresas y proyectos en Cuba que podrían resultar atractivos, tal como informó la prensa estatal.
No obstante, surge la pregunta: ¿qué puede ser atractivo para aquellos que viven en países desarrollados? Es bien conocido que la Isla enfrenta diversos problemas en cuestiones de infraestructura de telecomunicaciones, pasarelas de pago e incluso en el desarrollo de software, lo que limita las posibilidades de establecer alianzas.
La propuesta es presentar proyectos que respondan a las necesidades específicas del país, de tal forma que las empresas extranjeras en las que los residentes tienen participación puedan considerar su inclusión en función de ello.
Entre las facilidades propuestas se destaca el impulso de exportaciones entre los residentes y las empresas, así como la colaboración en proyectos cubanos relacionados con las tecnologías, con el fin de “promover el desarrollo de productos conjuntos que puedan incrementar los ingresos económicos del país”.
Para atraer la atención de los residentes, sugieren coordinar visitas exploratorias y trabajos previos a través de las embajadas, buscando que los trámites sean más eficientes, conscientes del burocratismo que complica el país.
En Cuba, parte del modesto crecimiento del PIB se atribuye al sector de las comunicaciones, gracias a las exportaciones y otros ingresos, como el monopolio de telecomunicaciones Etecsa.
Aumentar estos indicadores mediante “inversión extranjera” no tendrá un impacto directo en el cubano común, quien seguirá enfrentando los mismos problemas tecnológicos en la Isla, ni será una solución mágica para mejorar aspectos básicos como una buena conexión.
Lo que resulta llamativo es que la estrategia se dirige a aquellos que han emigrado, los cubanos en el extranjero, quienes, para el Gobierno, representan una última esperanza para intentar revivir un sector tan deteriorado como lo son las tecnologías.