Daniel Ross: “Cada fósforo en el filme representa a un hombre que atraviesa la frontera”

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Fotos: Cortesía del Entrevistado

Texto: Jorge Suñol

En la actualidad, son muchos los que hablan de Daniel Ross Diéguez debido a su reciente triunfo en el Festival Mundial de Cannes. Su primer largometraje, La espera, producido de manera independiente, ha sido galardonado como el “Mejor Drama” de la competencia.

DaRoDe, como también se le conoce, está celebrando esta noticia desde que la recibió hace unos días. Las notas de prensa han proliferado. Es una gran satisfacción que una película de este estilo haya conseguido un premio de esta magnitud.

Al mencionar «así», quiero explicar la razón: se trata del primer largometraje de Guantánamo realizado con un talento exclusivamente local y con producción independiente, lo cual representa una valiosa demostración para quienes están haciendo cine independiente “sin recursos desde Cuba”.

Existen otros aspectos relevantes en La espera: “Rinde homenaje a grandes artistas como su coprotagonista Ramón Moya, el único guantanamero que, a finales de los años 80, tuvo 2 obras en el MoMA de Nueva York y hoy vive exactamente como se representa en la película”. Asimismo: “El escenario del filme es la casa natal del poeta de la ciudad y el único monumento nacional en toda Cuba que está habitado por un propietario”. Esto es suficiente para entender cómo ha llegado el filme hasta donde está, a pesar de los riesgos y la valentía que implica.

Lo anterior es parte de lo que Ross expresa en un post de Facebook, mientras solicita ayuda económica por primera vez en redes sociales. No puede viajar a Francia para recoger su premio. Debido a restricciones de tiempo, la Embajada de este país no está procesando visas. Un familiar se ofrece a ayudarle, pero para recibir la estatuilla necesita 417 euros, que no tiene, aunque logra reunir en pocas horas y llena su muro de agradecimientos.

Daniel no estudió cine, ha desafiado todas las normas y ha logrado destacar en un festival de renombre, comprometido con la promoción del cine independiente y respaldado por la plataforma Internet Movie Database (IMDb): “Soy autodidacta, sin recursos para filmar una película en una ciudad donde de 6 cines ya no queda ninguno, solo una sala compartida con un bar”, describe también en este mismo post.

 

Antes del Cannes, el 9 de noviembre de 2022, La espera tuvo su estreno mundial en el Festival Latino e Iberoamericano de Yale, en Estados Unidos. Antes de Cannes, ya había ganado un primer premio, en enero de 2023, durante el Eagle Eyes International Film Festival como Mejor Película Internacional. Posteriormente, participó en el Saturn Universal Film Festival y formó parte de la selección oficial a Mejor Filme en el Festival de Latinos y Nativos de América, también en Estados Unidos.

Antes de llegar a Cannes, Daniel se graduó en la Academia de Artes Plásticas de Guantánamo y fundó, en 2009, la productora independiente Studio DaRoDe. Dirigió documentales como Necesitamos ser escuchados (2010), Mamífero nacional (2020), Rostros acentuados (2021) y Wildlife DaRoDe (2022), además de cortometrajes de animación en stop-motion: Todo pasa (2017) y Jake Up Mate (2018).

Hagamos un paréntesis necesario: La espera tiene un antecedente directo en un cortometraje de 2019 titulado La noria. En esta obra, se nos presentó al personaje interpretado por Regino Rodríguez Boti. Se propuso así realizar películas con un mismo actor protagónico, y eso es precisamente lo que ha estado haciendo.

Esta película nos conecta con la vida de Regino, un hombre viudo que no se resigna a vivir sin su esposa. Se trata de un relato íntimo.

Has mencionado que La espera contiene muchas cosas de ti: ¿por qué hacer una película sobre la soledad y la rutina? ¿Te sientes solo?

“Tomé de mi propia experiencia de soledad en algunos momentos. Actualmente no estoy solo, pero busco mis espacios de soledad para tomar apuntes creativos. Estos momentos me son útiles para entender muchas cosas y desarrollar mejor a mis personajes. Aunque parezca sorprendente, he descubierto que muchas personas rodeadas de gente, y con todo, se sienten solas. De eso, tomo apuntes para mis creaciones”.

Una película completamente guantanamera, con actores no profesionales, financiada por ti, escrita por ti, ¿cómo lo lograste? ¿cómo enfrentaste tanta presión?

“Después de que el ICAIC no me incluyera en una selección de historias para un largometraje, apoyado por el Fondo de Fomento del Cine Cubano, decidí hacer mi película solo con la ayuda de mis amigos. Uno de ellos me prestó su equipo para realizar el filme en tan solo 4 días. Una semana después, aún en Guantánamo, pude rodar otras tomas que al final decidí desechar. Mi vida ha estado marcada por prohibiciones, todo es así para mí. No me ha quedado más remedio que endurecerme ante los desalientos y cuestionarme si realmente estoy destinado a hacer este trabajo, que requiere de un equipo”.

Háblame de la banda sonora del largometraje, ¿qué particularidades tiene?

“La parte fundamental la grabé yo. Tuve la oportunidad de recopilar dúos como los del ya fallecido Omar Asín Fuentes, quien canta y toca el tres, junto a Pedro Caverdos Quert, un músico creador del caverchelo, un instrumento guantanamero único en el mundo, que también tuvo momentos destacados en la película”.

En cuanto a los símbolos presentes, ¿cuáles identificarías en La espera?

“La soledad que provoca la pérdida de una pareja, la partida de aquellos que emigran. El deseo de renunciar a algo. El deseo de sentirse amado, visitado, comprendido… La espera es mi homenaje a quienes han perdido a muchos amigos que se han ido. Cada fósforo en la película representa a un hombre que cruza la frontera en busca de mejores oportunidades.

“Los animales y las especies tienen mucha presencia en el filme. Los amo, y a menudo son más puros y leales que los humanos, lo que hace más llevadera la soledad. Mi personaje refleja esto, aunque mi personaje real está bastante al margen de los temas del suicidio”.

Antes de llegar a Cannes, cuéntame sobre La noria.

“La noria se estrenó en el cine Chaplin durante la muestra joven del ICAIC. A Fernando Pérez le impresionó mucho y me dio unos elogios que me han mantenido motivado en mi forma de contar historias: ‘Tienes alma de cineasta y tienes talento para esto’, me escribió en un email que en su momento compartí con la prensa. Después de la Muestra Joven, me convencí cada vez más de que no solo era un animador de stop-motion, sino que la ficción en el cine también era lo mío”.

La película está teniendo un gran recorrido. ¿Qué representa para ti ser premiado en el Festival Mundial de Cannes? ¿Alguna vez pensaste que lo lograrías?

“Cuando recibí la noticia de que había sido seleccionado en el Festival Mundial de Cannes, después de redactar una petición para la exención de Cuba por lo complicado de los pagos en línea para un evento tan costoso, me sorprendí y vislumbré la posibilidad del éxito. Nunca dudé que podía llegar a la final.

“Estaba consciente del nivel de las ediciones anteriores. Me impresionó la rigurosidad que implicaba enviar un subtítulo muy universal. Opté por el inglés como el único. Cannes advertía que se necesitaba el francés, pero la mayoría de sus jurados, así como los jurados en línea, son actores y productores del mundo de Hollywood. Desde mi perspectiva, el inglés era lo más adecuado para calificar.

“Pasé la semifinal. Luego llegué a la final y, en ese momento, con el apoyo emocional de mis suegros, Isabel Fagales y Paco Suárez, me motivé a compartirles los resultados. Me dijeron que lo mantuviera en secreto, que me llegaría.

“Finalmente, recibí la nominación entre 7 competidores; luego, quedé en otro lote junto a algunos franceses como rivales. Más que nunca, percibí la posibilidad del logro. Competir con los de la casa puede constriñente, uno piensa que ellos tienen todas las de ganar, pero yo sentí todo lo contrario; sentí que el premio estaba a mi alcance. Una tarde, recibí un email con la congratulación de que era el Ganador Oficial en mi categoría, Best Drama Film. Tenía un lauro adjunto, un certificado digital que lo confirma, y un enlace con contraseña que me permite acceder para ver mi estatuilla de oro ganada, la cual debo pagar para recibirla.

“Es un evento para grandes producciones que no admite aficionados, así que sus estándares son altos. Sentí que rendía homenaje a tantos guantanameros y amigos que vieron en mí una posibilidad que no tenía precedentes”.

Explícame sobre los absurdos, y al mismo tiempo, de la naturalidad con la que relatas la historia.

“La vida está llena de absurdos y a menudo se afronta con naturalidad. Eso es lo que sucede en Guantánamo. La gente lo lleva incorporado y me gusta mostrarlo de manera natural. La realidad es dura, y la vida continúa. En mi infancia perdí a tatarabuelas, tías y primas, y en los funerales que me rodeaban, descubrí a muchos familiares haciendo chistes para sobrellevar el dolor de la muerte. Eso se refleja en mi película, y sorprende a muchos cuando el personaje de Moya muere y Regino sigue adelante con la cocina, mientras que se desgasta emocionalmente al perder a su perrita”.

La espera explora las heridas de la emigración. ¿Qué efectos ha tenido este fenómeno, que más que un fenómeno, es un derecho, en ti?

“He perdido, como Guantánamo, a todos mis amigos de años, mis relaciones y espacios culturales. La migración ha impactado profundamente en mi vida, especialmente debido a la Base Naval. Por causa de esto, no se pueden hacer más cosas allí, ya que no se abre la posibilidad de convivir de manera natural ante esa resignación. Hay tantas playas a las que no podemos ir, lugares cercanos como Los Monitongos de Hatibonico, únicos en el mundo.

“Mi vida también ha sido una forma de migración. He vivido en 5 hogares en con mi madre y mi abuela, además de numerosas casas de novias donde tuve un hogar. Nadie parece notar que mi migración comenzó cuando me desalentaron en literatura y decidí explorar con la radio, luego la música electrónica, la fotografía de la naturaleza, el blogging y, finalmente, el cine, entre otros. Todas esas migraciones han sido las únicas cosas positivas que me han aportado a lo que soy en este momento, cumpliéndose al final que la prohibición es la madre de la superación del talento. He vivido todo esto sin quejas, trabajando en silencio y sin quejarme”.

¿Se estrenará en Cuba tu película?

“Espero que sí. Será polémica para muchos, pero es la realidad del cubano. Nos enfrentamos a una película muy humana, sensible pero necesaria. Mi esperanza es que el Festival Internacional de Cine de Gibara sea el lugar de su estreno”.

¿Qué proyectos tienes a partir de ahora?

“Ya tengo mi segundo largometraje escrito desde hace unos meses, el cual espero poder llevar a cabo pronto. Quiero hacerlo de inmediato, ya sea con ayuda o, como hasta ahora, sin ella. Aunque el pesimismo me acompaña, ya que, al ser un autodidacta en el cine, podría ser arriesgado apostar por ello. Al final, las instituciones tienden a priorizar a sus egresados de las escuelas de cine, lo cual es entendible. Pretendo, como hasta ahora, saltarme etapas sobre logros de años para superar toda la estructura y el algoritmo que ellos consideran la escalera del éxito. Hasta el momento, eso me ha estado funcionando”.

La espera se presentará en el Cineum Cannes este 16 de mayo. Y Daniel Ross se siente orgulloso de su ciudad, del camino que está construyendo, y de haberlo logrado a pesar de todas las adversidades.

 

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