Del manual: cortes de electricidad generalizados y suspensión de Internet al estilo cubano en Venezuela.

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Foto: Ricobarinas | Shutterstock

Texto: Hugo León

Al hablar de una parte del continente americano que sufre por la falta de electricidad durante ocho horas o más, una inflación desenfrenada, salarios insuficientes y cortes de Internet sin precedentes, ya no se está refiriendo únicamente a Cuba, sino también a Venezuela. En este último país, a la crisis política se le suma la incapacidad del gobierno para atender las numerosas necesidades del pueblo.

La Mayor de las Antillas, reconocida como una de las grandes exportadoras de las ideas socialistas y chavistas hacia Venezuela, parece haber transferido también la crisis que las rodea, según coinciden los habitantes de ambas naciones.

Apagones y cortes de Internet al estilo cubano

Este viernes, Nicolás Maduro afirmó que Venezuela se enfrenta a una “guerra eléctrica brutal”, mientras que Diosdado Cabello sostuvo que los ataques al sistema eléctrico han sido orquestados por la “ultraderecha”.

Venezuela cuenta con un plan de contingencia y emergencia para la restauración de los servicios, aseguraron ambos, mientras que la conectividad a Internet en el país apenas alcanzaba el 20 por ciento y el 80 por ciento de la nación seguía sumido en la oscuridad.

“El fascismo desesperado ataca al pueblo”, comentó también Maduro en alusión a la oposición que lo acusa de haber perpetrado un robo masivo en las elecciones pasadas de julio.

¿Una crisis “exportada”?

Por ejemplo, si Cuba solía ser uno de los principales productores de azúcar a nivel mundial y actualmente no puede autoabastecerse de ese insumo, en Venezuela se da una situación similar, pero con el petróleo. A pesar de poseer las mayores reservas comprobadas de crudo en el mundo, su producción ha caído a niveles históricamente bajos con el paso de los años.

Las políticas fallidas y las alianzas de los gobiernos de Chávez y Maduro, junto con factores externos como las sanciones y desafíos globales, han llevado a la debacle a un país que tradicionalmente había sido considerado próspero.

De acuerdo con estudios de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), en los últimos años el país ha enfrentado una de las contracciones más severas que ha experimentado una economía en el mundo.

Venezuela ha perdido cerca del 75,5 por ciento de su Producto Interno Bruto en solo seis años (2014-2020), y en ese mismo periodo, la inflación superó el 130 mil por ciento.

Es cierto que el país logró una leve recuperación entre 2021 y 2023, pero los economistas aún señalan la elevada tendencia inflacionaria y el hecho de que la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

Después de 11 años bajo el mandato de Maduro, los especialistas consideran que la “salud económica” de Venezuela es alarmante. Los apagones, los cortes de electricidad y las restricciones al acceso a datos son igualmente preocupantes. Por ejemplo, desde 2015, cuando los precios superaron el cien por ciento a causa de la inflación, el Banco Central de Venezuela dejó de publicar los datos de inflación interanual, y los estudios existentes son de fuentes independientes.

Desde 2017, Maduro ha incurrido en impagos de todos los compromisos internacionales y, según organizaciones no gubernamentales, la deuda externa de Venezuela supera los 140 mil millones de dólares.

Además, el salario promedio del sector estatal es de aproximadamente 130 bolívares al mes desde 2022, que equivale a menos de tres dólares, mientras que una hamburguesa puede costar más de cinco, y se desconoce cómo la gente logra comprarlas.

Cualquier parecido con Cuba es pura coincidencia.

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