Desesperada lucha por frenar el coronavirus en Matanzas

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Foto: David López

La provincia de Matanzas, hogar del famoso balneario de Varadero, se encuentra en el epicentro de la pandemia de COVID-19 en Cuba, con el preocupante reporte de 657 pacientes positivos al coronavirus este domingo.

Con una población estimada de más de 690,113 habitantes, Matanzas es uno de los pilares de la economía cubana gracias a su afluencia turística. Desde la confirmación del tercer brote de COVID-19, esta región del occidente cubano ha registrado cifras alarmantes de contagios, nunca alcanzadas hasta el momento, lo que ha encendido todas las alarmas sanitarias y motivado a las autoridades a implementar nuevas medidas para contener lo que parece ser un brote descontrolado.

Este sábado, la provincia reportó el mayor número de casos positivos. En respuesta a la magnitud de las cifras, las autoridades locales anunciaron medidas para intensificar el aislamiento físico y detener la ola de contagios. Entre estas, se incluye el cierre de oficinas de trámites, la suspensión temporal de velatorios en funerarias y hogares, la prohibición de actividades recreativas que infrinjan el aislamiento social, así como la restricción de circulación por la vía pública de niños, ancianos y mujeres embarazadas. Sin embargo, esto plantea una cuestión lógica: ¿realmente era necesario llegar a este punto crítico en la situación epidemiológica para aplicar medidas cuya efectividad, como ha demostrado la experiencia de la pandemia, no se puede verificar con certeza hasta al menos 15 días tras su implementación?

No obstante, es innegable que la provincia se enfrenta a esta adversa realidad, a la que los medios han calificado como “tensa”, justo en medio de la intervención del candidato vacunal Abdala, que presenta una eficacia del 92.28% tras la administración de tres dosis, según indicaron científicos cubanos la semana pasada.

Hasta ahora, más de 140,000 personas en la provincia han recibido al menos una dosis de Abdala. Se espera que, con la inmunización completa de la población, se logre una reducción de contagios, una expectativa que es válida para todo el país, el cual ha depositado esperanzas en Abdala y Soberana 02, cuyas eficacias son comparables a las vacunas de Pfizer y Moderna.

Mientras tanto, la provincia que más casos de COVID-19 reportó en el último informe oficial sigue luchando por disminuir los contagios, en un contexto marcado por el reciente anuncio de la propagación de la variante “Delta” del coronavirus en La Habana, a solo unos kilómetros de Matanzas.

Esta proximidad genera la preocupación de que la cepa más contagiosa del coronavirus detectada hasta ahora a nivel mundial también esté circulando en la provincia, lo que complicaría aún más el escenario sanitario, especialmente en los municipios de Matanzas, Cárdenas y Colón, donde la incidencia de la enfermedad es más alta.

Los médicos de la provincia, al igual que los de toda Cuba, son quienes enfrentan al virus directamente y, tras tantos meses, deben experimentar el agotamiento y la fatiga física, algo que se ha reportado entre el personal sanitario en diversas partes del mundo. Sin embargo, afortunadamente, a diferencia de otros países, las cifras oficiales indican que no ha habido un número elevado de fallecimientos de médicos a causa de la enfermedad en Cuba.

Lo preocupante en este caso es hacia dónde podría dirigirse la propagación si no se logra contener, si no se aplican rigurosamente las medidas que han demostrado ser efectivas en otras naciones y que también funcionaron en Cuba durante el primer brote pandémico. Por lo pronto, hay imágenes que denuncian un escenario alarmante que debe ser controlado a toda costa, incluso si eso implica un cierre total.

Foto: Página de Facebook Actualidades

Ayer, en las afueras del hospital Faustino Pérez, en el centro de la provincia, se observaron carpas destinadas a atender a los pacientes con COVID-19. Esta imagen refleja la tensión y las dificultades que se enfrentan en el interior del centro sanitario, aunque las autoridades no han confirmado que ningún hospital en Cuba haya colapsado debido a la cantidad de contagios diarios de coronavirus.

En otras partes del mundo, esa “imagen de guerra” ha sido común ante la incapacidad de atender a los pacientes de coronavirus en los centros médicos. Además, cabe mencionar que este enfoque ha sido crucial para salvar vidas y ha aliviado la carga sobre el personal dentro de las instalaciones médicas. Lo fundamental aquí es que se están creando las condiciones necesarias para que el personal médico pueda atender a los enfermos de coronavirus, una enfermedad que ha causado más de 1600 muertes desde que comenzaron los primeros casos en marzo de 2020.

Los números en Matanzas han despertado alarmas, especialmente porque en la provincia se encuentra Varadero, el principal destino turístico de Cuba, que permanece abierto a los viajeros a pesar de la compleja situación sanitaria. En este contexto, se ha comunicado recientemente que todos los trabajadores vinculados al turismo en el conocido balneario están siendo vacunados, lo que podría interpretarse como un intento por parte de las autoridades para que los visitantes se sientan más seguros y así aumentar los ingresos económicos.

La intervención sanitaria en Matanzas con Abdala avanza, pero las autoridades son conscientes de que la solución a la complejidad de la situación dependerá ahora de la implementación de medidas de contención y de la concienciación ciudadana, dos factores que, si se unen, pueden ganar tiempo al coronavirus mientras se espera la efectividad de la vacuna, cuya eficacia ya parece estar demostrada.

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