Foto: Tomada de su Instagram
Earl Simmons, más conocido en el mundo del rap como DMX, uno de los artistas más influyentes de su género en los últimos 25 años, falleció este viernes a los 50 años en el hospital de White Plains, Nueva York, donde se encontraba ingresado desde hace una semana tras sufrir un ataque al corazón provocado por una sobredosis el 2 de abril.
Tan polémico y controversial como querido por los aficionados al hip hop y por varios de sus principales representantes, Simmons dejó tras de sí una de las discografías más exitosas que ha tenido el paso del siglo XX al XXI, así como una destacada carrera como actor, que incluye su propia serie en 2016, DMX: Soul of a Man.
Su nombre proviene de una máquina de creación de sonidos y comenzó a rapear a los 13 años. En 1992 y 1995, una filial de Columbia lanzó un par de sencillos suyos, pero no lograron captar la atención del público hasta que un cazatalentos de Def Jam, la discográfica de Jay-Z, reconoció que su estilo encajaba perfectamente en el vacío dejado por el fallecido Tupac Shakur y lo ficharon.
Su primera grabación, Get Me a Dog (1998), fue un éxito considerable, a pesar de que MTV se negó a emitir su vídeo a menos que se eliminaran algunas de las escenas más fuertes. A finales de ese mismo año, su álbum debut, It’s Dark and Hell is Hot, alcanzó la cima de las listas de Billboard y vendió cuatro millones de copias.
El éxito fue imparable, ya que sus cuatro álbumes posteriores también lograron el puesto número 1, convirtiéndose en el primer artista en conseguirlo. Su sexto álbum, Year Of The Dog… Again (2006), se quedó con el segundo lugar por escasas unidades.
Simultáneamente, su icónica imagen de gangsta lo llevó a destacar en películas como Belly, Romeo debe morir (junto a Jet Li), Nacer para morir y Herida abierta, donde compartió protagonismo con el fiero Steven Seagal.
Sin embargo, su historial delictivo fue extenso. Pasó dos períodos en prisión en 2009 y 2010, y en 2018 fue condenado a un año de cárcel por evasión fiscal.
DMX, según un artículo de El País, se ajustaba a todos los estereotipos de un artista con una infancia difícil y una vida problemática, cuyo talento prevalece frente a las adversidades.
De niño, sufrió maltratos, abusos, el abandono de su padre y una vida turbulenta en pandillas, lo que rápidamente se tradujo en múltiples adicciones, delitos en su comunidad y sus primeras experiencias en prisión. Encajaba perfectamente en el arquetipo del hombre rudo, musculoso y callejero que intenta triunfar en el rap.
“La música de DMX rebosaba testosterona, cumpliendo con todos los cánones del género, pero también ofrecía un inesperado espacio para la sinceridad, la confesión y las emociones. Esa singularidad lo convirtió en un ícono”, declaró el periodista Fernando Neira en un medio español.
Simmons, padre de 15 hijos, volvió a la vida delictiva a finales de 2010, sumido en problemas crecientes con las drogas y una pausa en su carrera musical.
Se registraron enfrentamientos violentos con la policía, episodios de maltrato animal, internamientos en centros de rehabilitación e incluso un año entre rejas, de 2018 a 2019. “Earl fue un guerrero hasta el final y su legado icónico perdurará para siempre”, dijo el comunicado de su familia al anunciar la triste noticia de su fallecimiento.