Despedida al anhelo de mundial en el baloncesto cubano.

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Artículo: Alejandro Varela

Las recientes derrotas en casa frente a México y Puerto Rico han puesto fin al anhelo de la selección cubana de baloncesto masculino de clasificar al Mundial que se realizará en Indonesia, Japón y Filipinas el próximo año. Desde el inicio de las eliminatorias, el objetivo se veía complicado, pero las sensaciones positivas que dejó el equipo en la primera ventana de noviembre pasada hicieron que se pensara que al menos podrían avanzar a la siguiente fase.

Sin embargo, la presión en el Coliseo de la Ciudad Deportiva volvió a pesar sobre el grupo liderado por Eduardo Moya, y el equipo antillano no pudo brillar ante su afición. Dos desastrosos terceros cuartos fueron determinantes en sus derrotas, además de la discreta actuación del mejor jugador cubano, Jasiel Rivero, quien, a pesar de liderar al conjunto en ambos encuentros, no logró repetir su impresionante rendimiento en Chihuahua durante la ventana anterior.

En el primer partido, México demostró que su proyecto no es simplemente casualidad, a pesar de no contar con jugadores de renombre. Ocho triples encestados en el tercer cuarto, de los 10 logrados en total durante el encuentro, les permitieron cambiar el rumbo y tomar una ventaja que no soltarían.

Con el sabor amargo del fracaso en la garganta, el quinteto antillano se preparó para buscar la victoria necesaria ante Puerto Rico el domingo, y el escenario parecía propicio, ya que la selección boricua no podía contar con su mejor jugador, el cubano nacionalizado Ysmael Romero, debido a la falta de un pasaporte listo a tiempo.

No obstante, Cuba no logró demostrar su superioridad ante Puerto Rico, y aunque el resultado fue el más reñido de todos sus enfrentamientos previos, con una diferencia de solo tres puntos, los jugadores evidenciaron carencias técnicas para manejar las situaciones de presión en los minutos decisivos. Nuevamente, el comienzo de la segunda mitad resultó letal para los antillanos, que vieron cómo pasaban de liderar por cinco puntos a estar abajo por la misma cantidad en un abrir y cerrar de ojos.

A pesar de las dificultades, no todo fue negativo para el equipo cubano. El debut de jugadores que han sido contratados en el extranjero representa un avance para este deporte y la intención de traer a más talentos similares se convierte en una luz de esperanza para el futuro.

La selección nacional ya no tiene posibilidades de avanzar a la siguiente fase tras haber sufrido cuatro derrotas, pero les queda la última ventana en julio, donde enfrentarán dos partidos: el primero en La Habana contra Estados Unidos y el segundo en México, que serán oportunidades ideales para seguir trabajando en el equipo.

El aficionado promedio puede mencionar las derrotas y hablar incluso de mediocridad, pero la realidad es que, a pesar de haber sentido el aroma del triunfo sin poder alcanzarlo, la sensación de competir, en todo el sentido de la palabra, contra equipos de tradición y calidad refleja positivamente el estado actual del baloncesto cubano.

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