Fotos: Vatican Media
Texto: Fede Gayardo
La Santa Sede ha publicado hoy las primeras imágenes tomadas este lunes en la capilla de la residencia de Santa Marta, donde reposan los restos del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano.
Vestido con casulla roja y mitra blanca, el Papa sostiene un rosario en sus manos, rodeado por dos guardias suizos. Este acto permite al Vaticano abrir las puertas del luto global antes de que los cardenales de todo el mundo se reúnan para coordinar la ceremonia de despedida.
La congregación general, que comienza hoy, tiene como principal objetivo decidir el día en que se llevará a cabo el funeral, que, según el protocolo de la Santa Sede, debe realizarse entre el viernes y el domingo.
Jorge Mario Bergoglio, quien falleció el lunes a primera hora a los 88 años, también será recordado en la elección de su sucesor, cuya convocatoria se activará tras los ritos fúnebres.
Al igual que en 2005 con Juan Pablo II, la prensa italiana anticipa la llegada de medio millón de peregrinos al Vaticano. Se ha confirmado la presencia de líderes tan diversos como Donald Trump y su esposa Melania, Emmanuel Macron y Volodimir Zelenski, entre otros jefes de Estado y monarcas del mundo.
Antes de su descanso final en Santa María la Mayor, donde el papa había solicitado una tumba “sencilla” con la única inscripción “Franciscus”, el féretro de madera y zinc será exhibido en la basílica de San Pedro. El traslado desde Santa Marta está previsto para el miércoles, lo que ofrecerá a los fieles una última oportunidad para rendir homenaje.
A pesar de su delicado estado de salud, que se vio agravado tras su hospitalización el 14 de febrero por una bronquitis que derivó en neumonía bilateral, la noticia de su fallecimiento conmocionó a la Iglesia. La noche de este lunes, miles de fieles se congregaron en la plaza de San Pedro con flores y velas; apenas un día antes, el propio Francisco había saludado a la multitud en el Domingo de Resurrección.
El exarzobispo de Buenos Aires deja un legado en la lucha contra varios desafíos en la Iglesia católica, además de su notable impulso al protagonismo de mujeres y laicos, así como su firme compromiso con el diálogo interreligioso. Con estos tres pilares, Francisco definió su pontificado y seguirá dejando huella en la institución religiosa tras su fallecimiento.