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Autor: Hugo León
La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), considerada la joya de la corona por el gobierno cubano y presentada como la puerta de la isla hacia el mundo y como una promesa de crecimiento para el país, vuelve a acaparar la atención de los medios, pero no por logros o estadísticas favorables, sino por un desfalco millonario.
El escándalo se originó en la Empresa Eléctrica de Artemisa, vinculada a la ZEDM, donde se implementó un esquema de malversación que involucró a altos funcionarios y empleados.
El monto del desfalco superó los 21 millones de pesos, ya que el Jefe de Almacén de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de la ZEDM utilizó su acceso al sistema contable Sinscont5 para alterar los registros de inventario y apropiarse de recursos destinados al desarrollo energético.
La cifra exacta asciende a 21 millones 125 mil 548 pesos, representando un daño económico considerable a la infraestructura energética de la isla.
Según el informe oficial, tres linieros eléctricos especializados de la misma unidad participaron en el desvío de recursos. Los cómplices usaron los vehículos de la empresa para trasladar y vender productos en el mercado informal.
El esquema del robo también involucró a seis directivos y otros empleados que supuestamente incumplieron con sus responsabilidades de supervisión.
En total, 13 personas han sido acusadas de diversos delitos, que incluyen malversación, falsificación de documentos bancarios, receptación, hurto e incumplimiento del deber.
Cuatro de ellos se encuentran en prisión provisional, y las sanciones solicitadas oscilan entre ocho y dieciocho años de privación de libertad, además de medidas de trabajo correccional para otros implicados.
La Empresa Eléctrica de Artemisa ha afirmado que ha tomado acciones para corregir las deficiencias que facilitaron estos sucesos, aunque no especificaron en qué consisten estas medidas.
Tampoco se han detallado los tipos de piezas que fueron sustraídas ni las cantidades exactas, pero se indica que causaron graves perjuicios a la economía, enfatizando que se trata de una malversación de recursos destinados al desarrollo energético de un importante enclave económico del país.