Foto: Jorge Luis Borges
Cada 22 de enero, la isla conmemora el Día del Teatro Cubano, un tributo a los eventos del Teatro Villanueva que, más allá de los historicismos, nos recuerdan que la fuerza de la cultura en el cambio no es exclusiva de los nuevos tiempos.
Aunque la escena cubana pueda parecer, en ocasiones, menos resplandeciente que en épocas pasadas, persiste la vocación de rebeldía artística y la ruptura de esquemas para, ya sea desde lo clásico o lo contemporáneo, narrar realidades que cruzan fronteras.
Por ello, cada año, muchos celebran la perseverancia de los hombres y mujeres del teatro, quienes son ejemplos concretos del arduo trabajo que se realiza en los tiempos actuales en la isla.
Un homenaje especial ha querido rendir, por ejemplo, el dramaturgo y director cubano Carlos Celdrán en este día. A través de sus redes sociales, ha conmemorado la fecha con una imagen de un montaje de años anteriores dedicado a Pasolini.
“Con esta foto de nuestro montaje de hace algunos años dedicado a Pasolini, deseo saludar el Día del Teatro Cubano que se celebra hoy. En ella, dos actores imprescindibles que ya no están, Alexis Díaz de Villegas y Pancho García”, comenzó expresando Celdrán.
“A todos los que están y a los que no están, a los vivos y a los que han partido, a los que continúan sosteniendo su casa y a los que la llevan a cuestas, al teatro, que es un país dilatado y roto como el país real”, añadió.
Más allá de las instituciones y de los propios artistas, pocos recuerdan los sucesos del Villanueva que motivaron que, hoy, a 155 años, aún se escuche aquel ‘¡Viva Cuba Libre!’.
Fue en la noche de 1869 en la sala Villanueva de La Habana cuando el grito de ‘¡Viva la tierra que produce la caña! ¡Viva Cuba libre!’ desató la ira del Cuerpo de Voluntarios españoles.
La compañía Bufos Habaneros presentaba la obra “Perro huevero, aunque le quemen el hocico” cuando, en medio del alboroto, los asistentes enfrentaron la embestida del destacamento español, que disparó hacia el interior del local, obligando a desalojar el recinto.
Desde 1980, en homenaje a esos acontecimientos, el gobierno de la isla estableció el Día del Teatro Cubano, momento en el que los teatristas evocan lo que la historia ha recogido como “Los sucesos del Villanueva”.
Este fue el instante en el siglo XIX que marcó un giro en el sector teatral, al demostrar su firme posición al lado de las causas justas. También fue esa noche la que, según los historiadores, el entonces joven José Martí distribuyó personalmente El Diablo Cojuelo y La Patria Libre.
El propio Martí testifica en el poema XXVII de sus Versos Sencillos sobre aquella escena, una lectura esencial para recordar la noche de 1869: “El enemigo brutal/ Nos pone fuego a la casa:/ El sable la calle arrasa,/ A la luna tropical. // Pocos salieron ilesos/ Del sable del español:/ La calle, al salir el sol,/ Era un reguero de sesos. // Pasa, entre balas, un coche: / Entran, llorando, a una muerta:/ Llama una mano a la puerta/ En lo negro de la noche.// No hay bala que no taladre/ El portón: y la mujer/ Que llama, me ha dado el ser:/ Me viene a buscar mi madre.// A la boca de la muerte,/ Los valientes habaneros/ Se quitaron los sombreros/ Ante la matrona fuerte.// Y después que nos besamos/ Como dos locos, me dijo: / ¡Vamos pronto, vamos, hijo:/ La niña está sola: vamos!”.