El Blue Monday en Cuba se extenderá durante todo el año.

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Foto: Cuba Noticias 360

Desde que en 2005 el psicólogo Cliff Arnall presentó una supuesta fórmula matemática que indicaba el día más triste del año, el tercer lunes de enero ha sido señalado como el Blue Monday, una fecha en la que, según el polémico estudio, las personas suelen experimentar un estado de ánimo muy bajo.

Según Arnall, diversas circunstancias generan este sentimiento de desánimo: la presión de las deudas acumuladas durante las fiestas navideñas, el clima frío, la falta de motivación y la frustración por no lograr cumplir los propósitos del nuevo año. Si bien esto puede ser cierto en otras partes del mundo, en Cuba las razones para la depresión y la incertidumbre son, lamentablemente, mucho más concretas y menos subjetivas.

El año 2024 comenzó en la isla con la desfavorable noticia de un conjunto de medidas que el gobierno ha denominado, de manera eufemística, “para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”. En realidad, estas medidas implican el aumento de precios en bienes y servicios esenciales, así como una devaluación aún más drástica del peso cubano.

El incremento en los precios de combustibles, gas licuado, tarifas eléctricas y transporte, junto a la eliminación de subsidios para los escasos productos distribuidos a través de la libreta de abastecimiento, así como la esperada intensificación de la inflación en la isla, tienen a gran parte de la población en estado de incertidumbre. Las quejas ya se expresan sin reparos, ya sea en las paradas de transporte, en las redes sociales o en los lugares de trabajo.

No hay otra conversación que se escuche en Cuba más que la preocupación por la situación crítica y la única solución que percibe la gente: emigrar y salir de esta especie de plaza sitiada, donde se implementan medidas de “beneficio popular” que complican aún más la vida del pueblo.

Incluso, el propio Murillo parece haber olvidado aquella célebre canasta de bienes y servicios que prometía mejorar la vida de los cubanos, una ilusión tan efímera como un suspiro, así como la fantasía de que los salarios pueden satisfacer las necesidades o que las 43 medidas para fortalecer la empresa estatal socialista y las 63 destinadas a estimular la producción agrícola darán resultados.

Sin vislumbrar la más mínima luz al final del túnel y con opciones limitadas a sobrevivir con prácticamente nada, el Blue Monday del cubano parece proyectarse a lo largo de todo el año.

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