Foto: El Confidencial
¡Y cayó el cohete! Después de temer que, en su descontrol, al volver a la Tierra ocasionaría desastres, el cohete chino Long March 5B se precipitó este domingo en el océano Índico, cerca de las Maldivas.
Según lo informado por la Agencia Espacial Nacional China y medios de comunicación de ese país, el cohete tenía un área de aterrizaje estimada en 72,47 ° E de longitud y 2,65 ° N de latitud, justo al oeste de las Maldivas en el océano Índico.
La propia agencia espacial indicó que la mayor parte del cohete, también conocido como CZ-5B, fue destruida al ingresar nuevamente a la atmósfera. Se había advertido que los restos o desechos del cohete caerían en una región de la Tierra mayormente cubierta por océano o áreas deshabitadas. Se consideró que las probabilidades de impacto en zonas pobladas eran muy bajas.
La historia del cohete chino
El cohete fue lanzado el pasado 29 de abril, y se preveía que el módulo CZ-5B reingresara entre el sábado 8 y el domingo 9 de mayo. Según la agencia española Efe, medía aproximadamente 30 metros de altura y pesaba casi 22 toneladas. Su misión era colocar en órbita una parte de una nueva estación espacial china el 29 de abril.
Una vez que se agotó el combustible, el cohete cayó sin control por el espacio hasta que la gravedad terrestre lo atrajo de nuevo hacia el suelo. Sin embargo, a pesar de lo declarado por la agencia espacial china, el cohete generó preocupación en organismos internacionales y servicios de vigilancia espacial, como el Pentágono y el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST).
Por su parte, la Agencia Espacial Europea advirtió que existía una zona de riesgo que abarcaba cualquier zona de la superficie terrestre entre aproximadamente 41,5 N y 41,5 S de latitud. Es decir, podía caer en prácticamente todo el continente americano al sur de Nueva York, así como en toda África, Australia, partes de Asia, al sur de Japón y en países como España, Portugal, Italia y Grecia.
La comunidad espacial internacional criticó esta situación, ya que la mayoría de los cohetes utilizados para lanzar satélites realizan reentradas más controladas, que generalmente apuntan hacia el océano. En su defecto, los cohetes pueden ser colocados en las llamadas órbitas de cementerio, donde permanecen en el espacio por décadas o siglos.
China ha estado bajo la mira en varias ocasiones por cuestiones relacionadas con el espacio. Como destaca Efe, en abril de 2018, el laboratorio orbital Tiangong 1, inactivo desde 2016 y que vagaba sin rumbo por el espacio, reingresó a la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur.
Ahora, el Long March 5B ha sido considerado uno de los objetos más grandes en la memoria reciente que ha impactado la Tierra tras caer fuera de órbita.