Texto: Alejandro Varela
La llegada de la cerveza Palma a los Estados Unidos ha provocado un gran revuelo entre los cubanos en los últimos días. Esta bebida novedosa parece ser una auténtica imitación de la famosa y sabrosa Cristal. De hecho, muchos consumidores han compartido en redes sociales que su sabor es prácticamente el mismo.
La noticia sobre su venta en el sur de la Florida, que aparentemente comenzó en la segunda mitad de 2020, se difundió rápidamente, logrando agotar el preciado producto en gran parte de los puntos de venta. Los creadores de la nueva marca utilizaron la nostalgia como su estrategia principal de marketing… y han tenido un éxito rotundo.
“Esa cerveza es Cristal sin ningún tipo de dudas, y te lo digo yo que soy un gran aficionado”, bromea un arquitecto residente en Miami que prefirió permanecer en el anonimato para este artículo. Él es uno de los muchos cubanos que se apresuró a comprar un six-pack –que se vende por 7.99 dólares– en su deseo de sentirse más conectado con la tierra que lo vio nacer.
“Es un producto cubano, no es una imitación, y no está hecho con otros ingredientes” –añade ya de manera más seria. “La cerveza no puede tener el mismo sabor si no está hecha con los mismos componentes, y esta tiene el mismo gusto que la Cristal”, comenta.
La aparición de esta refrescante bebida no solo ha despertado viejos recuerdos, sino que también ha suscitado nuevas interrogantes en el ámbito público debido a una situación que parece una burla irónica frente a las restricciones del embargo/bloqueo. Esta semana, la agencia estatal cubana Prensa Latina destapó la caja de Pandora al afirmar que el producto “confunde a los consumidores estadounidenses”.
La nota argumenta que la cerveza Palma “se inserta en la guerra económica impuesta por Washington contra La Habana, como un esfuerzo adicional en términos de presiones comerciales y financieras”, pero en lugar de aclarar, aviva la polémica al no ofrecer más detalles además de los proporcionados por sus creadores.
Según su página web, Palma está inspirada en “la cerveza favorita de Cuba durante más de 75 años” (Cristal) y se elabora con una “malta pilsner de especialidad combinada con lúpulos nobles tradicionales”. Sin embargo, los elementos que definen este nuevo producto y sus verdaderos orígenes y beneficiarios económicos permanecen en un misterio.
Otras páginas en redes sociales y sitios de prensa alternativa también han intentado clarificar un tema cuya controversia ha crecido tanto que hasta el youtuber Otaola dedicó su programa del viernes a ello.
El controvertido influencer reveló que la vicegobernadora de Florida, Jeanette Nuñez, y el senador estatal Manny Diaz Jr., se comprometieron a llevar a cabo una investigación profunda para determinar quiénes están detrás de la marca, con el objetivo de evitar que “la dictadura cubana siga recibiendo dólares en Estados Unidos”.
Por el momento, se ha confirmado que la distribución de Palma en Estados Unidos está a cargo de la empresa Soltura LLC, según indican las latas de su producto. Sin embargo, los anuncios publicitarios que la promocionan mencionan a Bucanero USA como la responsable de su importación. En cualquier caso, ambas compañías tienen la misma dirección en Solana Beach, California.
Es curioso que este consorcio, dirigido por el señor Martin Wadley, adquiere el producto terminado de la Compañía Cervecería de Nicaragua, S.A., la cual se localiza en uno de los países con más estrechos vínculos políticos con Cuba.
Además, es sospechoso que hasta ahora no ha habido pronunciamiento alguno desde la isla sobre una cerveza que evidentemente intenta replicar a la Cristal. Casi todos los elementos de diseño en la lata y el lema “la preferida de Cuba” son claros al respecto.
Entonces, ¿por qué no ha habido reclamos desde Cuba en relación al robo de imagen, como ha sucedido en otros casos con marcas originarias de la isla? El ejemplo más reciente es el intento de falsificación del famoso café Cubita en Estados Unidos y Canadá, el cual fue denunciado en detalle por la prensa oficial en su momento.
La respuesta a esta pregunta podría ser tan sencilla como que Palma tiene su origen en la Mayor de las Antillas, ya sea a través de la receta o de todos sus ingredientes, que serían enviados a la mencionada fábrica nicaragüense para la elaboración de la bebida. Y luego, se exporta a los Estados Unidos para su venta en un mercado bien definido en la amplia comunidad cubana que reside en ese país.
¿Cómo comprobar esta teoría? Con el silencio. Si el gobierno cubano no ha reaccionado esta vez ante el plagio de uno de sus productos emblemáticos en los mercados nacional y extranjero, podría interpretarse que está recibiendo algún beneficio por esta cerveza de imitación, aunque sea a través de terceros. Una antigua práctica para sortear las restricciones comerciales impuestas por Washington a los productos de la isla.
Pero el enigma se complica aún más si consideramos otra variable que no puede ser ignorada: la cerveza Palma Cristal, o su pariente Cubanero. Estas marcas, sorprendentemente similares, son las que utiliza Cervecería Bucanero S.A., con sede en La Habana, para distribuir en Europa sus bebidas insignia, Cristal y Bucanero. Puede parecer confuso, pero no lo es.
Más allá de las similitudes en sabor, diseño y eslogan, actualmente no hay más evidencias que unan las cervezas cubanas y sus versiones europeas con la nueva que ha surgido en suelo estadounidense y de procedencia nica. Sin embargo, un viejo refrán dice que “cuando el río suena…”.
Mientras Palma siga vendiéndose en California y Florida sin problemas, eso indicaría que tiene todos sus permisos en regla, pero hay demasiadas similitudes y evidencias que no se pueden pasar por alto. Y, para ser sinceros, hay quienes no dejarán que esto pase desapercibido. Así que si en par de meses no se vuelve a hablar de la famosa cerveza, entonces nadie tendrá que explicar qué ocurrió.