Texto: Viviana Díaz
Cada vez más, Telegram está ganando popularidad en Cuba. Las ventajas y la seguridad que brinda esta plataforma de mensajería instantánea son excepcionales: su relativamente bajo consumo de datos, la posibilidad de descargar archivos desde la nube en lugar de ocupar espacio en el almacenamiento interno, y los mensajes autodestructibles, son solo algunas de sus características destacadas.
No obstante, durante las últimas dos semanas de octubre, un gran número de usuarios cubanos empezaron a experimentar problemas con el servicio, llegando incluso a tener la aplicación completamente inhabilitada en algunos casos.
Inmediatamente comenzaron a circular diversas teorías sobre la situación: primero se mencionó un problema por parte de Telegram, luego se especuló sobre un posible bloqueo de Etecsa, la compañía de telecomunicaciones en Cuba; mientras ambas partes afirmaban que no tenían relación con las irregularidades observadas en la versión móvil de la app, ya que su versión web parecía funcionar sin inconvenientes.
Los cubanos rápidamente buscaron alternativas, utilizando «proxys» externos o VPNs como Psiphon, Windscribe, Orbot y Betternet (algunos de los cuales también dejaron de funcionar). Durante tres días, desde alrededor del 14 de octubre, la incómoda situación se mantuvo.
Aparentemente, todo volvió a la normalidad, pero quedó la incertidumbre sobre si se trataba de un bloqueo interno o un fallo ajeno a la empresa en la isla.
De acuerdo con la Unión de Informáticos de Cuba (UIC), la disfuncionalidad de Telegram no era una acción de censura por parte de Etecsa, sino más bien el resultado de un “ataque” dirigido hacia esta compañía.
El internauta @HowlingWolf_HWNJ, miembro de la UIC, publicó una serie de imágenes que demostraban la inocencia de Etecsa en esta situación, atribuyendo la responsabilidad del fallo de Telegram a un tercer actor (aún no identificado) que “redirigía el ACK a un punto nulo, inexistente”.
ACK, proveniente del inglés acknowledgement, es el término utilizado en comunicaciones entre computadoras y/o sistemas informáticos. Este es un mensaje que el destinatario de la comunicación envía al origen para confirmar la recepción de un mensaje.
Según la explicación de este joven informático, Telegram era solo un daño colateral de un ataque enfocado en el protocolo SSL (puerto 443).
“Las aplicaciones móviles utilizan únicamente los puertos 443 y 5222. La aplicación de escritorio en PC utiliza los puertos 443, 5222 y 80. La única conexión válida era la 80”, señalaba la UIC para explicar por qué la versión web funcionaba y la móvil no.
También advirtieron que el puerto 80 era un puerto inseguro, donde “todo aparentemente queda expuesto”. Sin embargo, no había necesidad de preocuparse por la seguridad, ya que el sistema de encriptación empleado por Telegram impedía la comprensión de los datos.
Actualmente, la situación parece estar resuelta. Hasta el momento, no hay indicios de nuevas irregularidades.
Telegram, creada por los hermanos rusos Nikolái y Pável Dúrov, es considerada una de las aplicaciones más seguras del mundo, con alrededor de 200 millones de usuarios en todo el planeta.
En Cuba, aunque no hay cifras oficiales, se estima que más de 200 mil personas utilizan esta plataforma.