El «meteorito de Cuba» tiene un origen terrestre.

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Foto: Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid

Texto: Fede Gayardo

El “meteorito de Cuba” ha sido objeto de un estudio que reveló que su origen no es extraterrestre, sino que se trata de restos de fundición siderúrgica o metalúrgica.

Este ejemplar ha estado en la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN) durante más de un siglo. Gracias a la colaboración entre el conservador de la colección de Geología del MNCN y expertos de las Universidades de La Habana y Florida, se logró determinar su procedencia.

Los hallazgos del análisis fueron publicados en la Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, donde se destacó que, aunque la pieza “no posea valor geológico, es interesante porque proviene de una técnica de fabricación de metales que ya no se utiliza”.

Por esta razón, el museo español decidió conservarla en su colección, pero modificando su denominación en el registro, pasará a ser conocida como “pseudo-meteorito de Cuba”.

El objeto mantendrá su número de inventario, aunque se retirará de la exposición permanente y será almacenado, según la fuente mencionada.

Aurelio Nieto, conservador de la colección de Geología del MNCN, explicó que “el meteorito de Cuba fue encontrado mucho antes de 1871, pero fue en ese año que se agregó a la colección del Museo. Aún se desconocen con precisión algunos datos, como el lugar de su caída, así como su composición química, densidad, dureza y peso, que han variado con el tiempo”.

El experto agregó que se han reportado medidas que, en algunos casos, resultaron contradictorias.

“Por ejemplo, se han registrado diferentes valores en relación a su peso, probablemente debido a las sucesivas extracciones de la pieza para su análisis, incluyendo un estudio realizado por la NASA en los años 60 cuyos resultados no se conocen”, afirmó Nieto.

Ahora se obtienen datos por primera vez utilizando técnicas analíticas modernas como la microscopía electrónica y la espectroscopía de rayos X, a través de las cuales se analizaron sus propiedades químicas y textura, comparándolas con otros fragmentos del meteorito en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian (USNM, Washington, US), el Field Museum de Historia Natural de Chicago (US) y una roca que se creía parte del meteorito original, depositada en el Museo Nacional de Historia Natural de La Habana (MNHNCu, Cuba).

En este contexto, Nieto añadió que “gracias a estas técnicas y a la colaboración institucional, hemos podido demostrar de manera científica que el ejemplar no es una roca extraterrestre, ya que, por ejemplo, su contenido de níquel es inferior al esperado en un meteorito de hierro”.

El conservador de la institución española concluyó que “este trabajo ilustra cómo el estudio de colecciones científicas puede resolver incógnitas y facilitar nuevos descubrimientos”.

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