El pan en Cuba… ajeno y escaso en la cotidianidad.

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Imágenes: RL Hevia

La crisis del pan en Cuba sigue intensificándose, afectando tanto su precio como su calidad. Mientras los establecimientos privados aumentan sus precios aprovechándose de la escasez y los apagones, el pan normado que se distribuye a través de la libreta de abastecimiento mantiene su calidad deteriorada, generando descontento entre la población, particularmente entre los sectores más vulnerables.

En las redes sociales, varios usuarios han manifestado su descontento por el aumento de precios en negocios privados. “Hay pan, pero después del apagón general la bolsa de 9 panes que costaba 200 subió a 250. Y algunos llegan a costar 290 e incluso 380 pesos. Dicen que son de mejor calidad”, escribió un internauta. Esta afirmación contrasta con la precariedad del pan racionado, que para muchos cubanos sigue siendo “malo como siempre”, según testimonios recopilados por CN360.

Los reportes también señalan irregularidades en la distribución del pan por la libreta. En algunos barrios llega por la mañana, en otros por la tarde, y, en ocasiones, simplemente no llega. “Está en candela, la gente se desespera”, comentó una residente de La Habana. En cuanto al tamaño y la calidad, los vecinos dicen que el pan se ha reducido aún más, aunque algunos justifican este descontento como parte del carácter crítico de los más ancianos.

Santiago de Cuba, por ejemplo, es uno de los territorios más afectados. A principios de este mes, Aris Arias Batalla, responsable de Operaciones de la Cruz Roja en la provincia, denunció en Facebook que “el pan se ha vuelto un lujo”. El precio de una simple bolita de pan llegó a alcanzar los 50 pesos debido a la escasez de harina. “Pagas más por menos. ¿Quién aguanta eso?”, escribió, criticando la especulación y la impunidad de los vendedores, tanto estatales como privados.

El golpe más fuerte lo reciben niños, ancianos y pensionados, para quienes el pan representa un alimento fundamental. “¿Quién le pone el cascabel al gato?”, preguntó Arias, reflejando la frustración de muchos ciudadanos que, a pesar de sus esfuerzos, no logran acceder a este producto básico.

Esta situación crítica en torno al pan no es nueva, pero su agravamiento preocupa. En cuestión de horas, los precios han pasado de 35 a 50 pesos. Esta tendencia evidencia la falta de regulación y control por parte de las autoridades, mientras la demanda sigue superando con creces a la oferta.

El gobierno cubano anunció a principios de mes la llegada a La Habana de un buque con 24 mil toneladas de trigo. El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso afirmó, en este contexto, que esta carga aseguraría el suministro de pan de la canasta básica hasta finales de marzo. No obstante, la realidad presenta un panorama diferente.

Un caso extremo es el del municipio Manicaragua, donde los consumidores han reportado la venta de pan con “olor a cucarachas”. Según fuentes dentro de la Empresa del Pan, la harina empleada fue tratada para eliminar insectos, e incluso se mezcla con productos importados por Mipymes para ocultar el mal sabor. El costo del pan especial ronda los 90 pesos, mientras que los consumidores llegan a hacer fila desde las cinco de la mañana para conseguirlo.

“Comerse un pan en Cuba hoy es un privilegio”, denunció una ciudadana en Facebook. “Los particulares tienen pan todos los días, pero a 50 pesos. El del gobierno, si aparece, es incomible. ¿Cómo puede ser que el Estado no tenga materia prima, y los particulares sí?”, se cuestiona. Esta contradicción alimenta una creciente desconfianza hacia las autoridades, mientras los cubanos luchan por asegurar el alimento más básico de todos. El pan ya no es nuestro, ni de cada día.

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