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Este miércoles, el Parlamento Europeo declaró a Rusia como un Estado patrocinador del terrorismo, argumentando que los ataques militares de Moscú en Ucrania, dirigidos contra objetivos civiles como infraestructuras energéticas, hospitales, escuelas y refugios, constituyen una violación del derecho internacional.
Según un informe de euronews, aunque esta declaración es en gran parte simbólica y la Unión Europea (UE) carece de un marco jurídico que la respalde, la resolución, aprobada con una amplia mayoría, se considera un fuerte mensaje político.
La intención, como señala el medio alemán DW, es sentar las bases para la confiscación de activos rusos, que hasta ahora solo están congelados en Europa, y también llevar al presidente Vladimir Putin ante un tribunal internacional al concluir la guerra.
Hasta ahora, en Europa solo era posible incluir en la lista de patrocinadores del terrorismo a organizaciones, como la palestina Hamás o al PKK kurdo. Actualmente, 21 entidades están clasificadas como «terroristas» por la UE, lo que significa que, con esta nueva resolución, el Parlamento Europeo crea un nuevo precedente.
No obstante, la declaración de la Eurocámara se alinea de manera distinta a la postura de su principal aliado, Estados Unidos, que hasta este momento, a pesar de las peticiones de algunos congresistas, se ha negado a catalogar a Rusia como «promotor» del terrorismo, argumentando las posibles repercusiones legales para su sistema.
Washington reconoce que incluir a Rusia en la lista de países que patrocinan el terrorismo resultaría en más sanciones y, probablemente, en la congelación de los canales de comunicación diplomática que aún existen entre la Casa Blanca y Moscú.
El mismo criterio comparten los socialdemócratas europeos, quienes consideran que la resolución es políticamente inapropiada, ya que saben que la medida solo tendrá efectos políticos si cuenta con la aprobación unánime de los países miembros de la Unión Europea.
Son conscientes de que los aliados de Putin no estarían de acuerdo, como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ni el presidente francés, Emmanuel Macron, quien aún se considera un negociador con Moscú, así como tampoco el gobierno alemán, que todavía no desea descartar todas las opciones políticas.