El puente de la Bahía de La Habana: una noticia falsa que podría haber sido cierta.

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Foto: Cuba Noticias 360

A principios de 2024, muchos cubanos se sorprendieron al enterarse de la supuesta construcción de un puente colgante en la Bahía de La Habana, un proyecto que sería posible gracias a una colaboración con el País Vasco y que fue replicado por el medio estatal Cubavisión Internacional, basándose en una noticia de un periódico español.

Sin embargo, esta publicación, compartida posteriormente por varios medios de prensa, resultó ser falsa y fue desmentida en redes sociales por la arquitecta Patricia Rodríguez Aloma, directora del Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Rodríguez aclaró la situación del “dicho puente colgante”, señalando que “Cubavisión Internacional reprodujo una noticia del periódico vasco Deia, dando por hecho que construiríamos en La Habana un puente colgante similar al de Bilbao, que, por cierto, es Patrimonio Mundial”.

Además, enfatizó que el artículo “puede llevar a confusión…pero una noticia de tal magnitud debe ser verificada antes de publicarla. Y sucedió lo que tenía que suceder…millones de comentarios de todo tipo”.

“Primero, no se va a construir ningún puente. En segundo lugar, los proyectos de cooperación internacional se someten a auditorías y controles extremadamente rigurosos, por ambas partes (según nuestra experiencia en la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana)”, afirmó.

Finalmente, aseguró que “nunca se llevaría a cabo un proyecto de esta envergadura e impacto para la ciudad sin las debidas consultas a las instituciones y a la ciudadanía”.

Aclarado este punto, lo que algunos pueden no saber es que la idea de un puente en la bahía, a diferencia de la noticia falsa, no es reciente. Ya en la primera década del siglo XX, se hablaba de un puente que conectara el centro con el Este de La Habana, una propuesta factible en ese momento, ya que la vía marítima era la más directa para acceder a Casablanca y Regla. De no optar por esta, los habitantes debían rodear la bahía, cuyos caminos se tornaban casi intransitables durante la temporada de lluvias.

En ese contexto, la idea captó el interés de los entonces propietarios de terrenos al Este, quienes verían una vía directa de comunicación con las áreas más céntricas de la ciudad. Uno de los proyectos más notorios fue el del ingeniero mexicano Dionisio Velasco y Castilla, junto al arquitecto belga Arturo Dworzak.

Más allá de los intereses económicos de los adinerados de la época, la idea de un puente en la bahía habanera requería recursos políticos y propagandísticos casi ilimitados, las únicas maneras de llevarlo a cabo frente al escepticismo y las objeciones de los detractores.

Los historiadores argumentan que Velasco y Castilla contaban con los antecedentes económicos y políticos necesarios para realizar el puente, pero surge la pregunta: ¿por qué nunca se llegó a construir, a pesar de contar con esos recursos y ser conscientes del beneficio social que este enlace arquitectónico podría aportar?

A la fuerte oposición que enfrentó el proyecto se sumaron otros factores que comenzaron a mostrar que su construcción resultaría inviable en el futuro. Por un lado, estaba la altura que debía alcanzar, suficiente para permitir el paso de navíos y, además, facilitar el tránsito de vehículos y peatones por tierra.

Conocido en la prensa de la época como Puente Habana, no tendría menos de 41 metros de altura, lo que complicaba el acceso desde la zona Este y para lo que se plantearon dos soluciones.

La primera propuesta consistía en una rampa de 1200 metros de longitud con una pendiente del cuatro por ciento y medio. La segunda, una torre helicoidal que facilitaría el acceso desde esta área, solución que se atribuye precisamente a Velasco y Castilla. Sin embargo, ninguna de las dos opciones fue del agrado de los políticos de la época.

El mayor obstáculo se presentó con la desaprobación del Estado Mayor de la Marina estadounidense, que se opuso a la construcción de un puente cuya destrucción pudiera obstaculizar el acceso o salida de sus buques en caso de guerra.

Algunas reflexiones en la prensa de la época también destacan que, con la asesoría de las constructoras estadounidenses que operaban en la ciudad, el proyecto podría haber sido viable. Por lo tanto, el principal obstáculo para su construcción fue, sencillamente, de carácter militar.

Al contexto económico y político nacional se sumó entonces un fuerte tema militar que dejó a La Habana en ese momento sin su puente. No fue sino hasta décadas después que la ciudad contaría con el túnel de la bahía, que hasta ahora es la vía de conexión más rápida entre ambas áreas de la capital.

Hoy, a más de un siglo del ansiado Puente Habana, el tema vuelve a surgir en la mente de algunos. Aún quedan muchas preguntas sin respuesta, pero la idea persiste en aquellos que buscan, ya sea del Este al centro o de La Habana a Miami, una forma de conectar ambas orillas.

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