Foto: Jorge Luis Borges
Texto: Amanda Montesinos
Orlando llegó al banco a las 9:30 am y encontró a unas 60 personas delante de él. A solo cuatro días del inicio de 2021, las largas colas en las instituciones bancarias seguían aumentando en la ciudad. La mayoría de la gente estaba allí por el mismo motivo: cambiar los extintos CUC por una moneda nacional cuyo verdadero valor todavía es incierto. No solo se modificó la moneda circulante en el país, sino que los referentes de precios (y los precios en sí) también han cambiado. Cuando amaneció el 1 de enero de 2021, Orlando y los demás ciudadanos cubanos se despertaron en un país casi desconocido.
En esos días, cualquiera podría fácilmente pasar horas en la puerta de un banco esperando ser atendido. Durante ese tiempo, puede suceder que el sistema electrónico utilizado por los operadores colapse, interrumpiendo todas las operaciones durante largo tiempo. O tal vez la sucursal en la que se encuentra deba cerrar debido a que el aire acondicionado ha fallado, el edificio se ha quedado sin agua, hay un corte de electricidad, o simplemente hay problemas de conexión, haciendo que «nuestros empleados no puedan trabajar en esas condiciones». También es posible que, por pura indisciplina de los empleados, el banco cierre a las tres de la tarde en vez de a las ocho, como han establecido las autoridades, obligando al cliente a desplazarse a otra sucursal si no quiere perder el tiempo que ya ha invertido allí. Otro escenario es que, debido a la pandemia, el personal de la institución esté reducido, pues quienes tienen más de 60 años o son mujeres embarazadas se consideran población vulnerable y deben quedarse en casa, lo que deja solo dos cajas abiertas para atender a una multitud de personas que sigue creciendo cada día.
Cualquier absurdo, burocracia o situación precaria puede presentarse en estos días ante los bancos en La Habana. Y hay poco que hacer para la mayoría. De una manera u otra, la gran mayoría de las personas se ve obligada a pasar por una de estas colas:
Es necesario para todos los trabajadores informales (casi un tercio de la fuerza laboral activa del país), quienes en Cuba solamente tenían ingresos en CUC. Aquellos que reciben dólares u otra moneda extranjera en efectivo porque no pueden depositarlos directamente en sus tarjetas de Moneda Libremente Convertible (MLC) debido a las restricciones financieras impuestas por el bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba. Quienes necesitan depositar moneda nacional en sus tarjetas para pagar servicios como electricidad, agua, gas y teléfono (ahora con tarifas aumentadas), y hacen esta cola para evitar las otras que tendrían que enfrentar si decidieran pagar esos servicios de forma presencial en un país que esa semana ha batido récords de casos diagnosticados de COVID-19, y cuya capital se está cerrando precisamente por esta razón. También, quienes han decidido retirar todo el saldo de sus cuentas bancarias para comprar divisas en el mercado informal, tratando de proteger el poder adquisitivo de sus ahorros ante la devaluación de la moneda nacional. Hay una extensa lista de motivos, todos urgentes y con un fuerte impacto en la vida cotidiana de la gente, que hacen casi obligatorio acudir a un banco.
Por su parte, los empleados de las sucursales bancarias también han visto incrementada su carga laboral. Esto comenzó especialmente tras la apertura de las tiendas en MLC en octubre de 2019. A medida que muchos productos muy demandados solo se encuentran en estos locales (en dólares), las personas empezaron a acudir masivamente a los bancos para abrir este tipo de cuentas y acceder a consumos muchas veces básicos que ya no están disponibles en las tiendas en moneda nacional.
Hasta agosto de 2020, según lo declarado por las autoridades del Banco Central de Cuba durante la Mesa Redonda, había un crecimiento de 100,000 tarjetas mensuales en comparación con las fabricadas en 2019. En el país solo existen 1,013 oficinas bancarias, que tramitan a diario más de dos millones de operaciones para más de once millones de personas. Además, la ampliación del horario de estas entidades durante los primeros 15 días de este 2021 también ha pasado factura a este grupo de trabajadores, quienes reciben ingresos igualmente insuficientes que los del resto de los sectores económicos. Lógicamente, la calidad del servicio y la atención al cliente, como han reportado numerosos usuarios en comentarios a medios de prensa, no han destacado de manera positiva.
Dado que el país no cuenta con suficiente disponibilidad de divisas para la venta a la población, los bancos no pueden ofrecerlas, y las personas que no reciben remesas (la mayoría) deben adquirir divisas en el mercado informal para luego depositarlas en sus cuentas en MLC. Por lo tanto, no hay forma de evitar una visita al banco.
Un pico importante de esta afluencia a las sucursales bancarias se produjo en septiembre de 2020, cuando comenzó a circular un audio y algunos documentos que hablaban sobre la inminencia del inicio de la llamada, en aquel entonces, Unificación Monetaria —ahora Tarea Ordenamiento—. La gente comenzó a deshacerse de los CUC con urgencia y desesperación. La incertidumbre aumentó, al igual que las enormes colas en los bancos, incluso cuando las autoridades, al principio, afirmaron que no era tan inminente el proceso. Sin embargo, la tarea de ordenamiento fue anunciada para cuatro meses después, comenzando el 2021.
Luego, las autoridades declararon que “no se vería afectado el efectivo en poder de la población, ni los saldos de sus cuentas en los bancos”. Sin embargo, efectivamente sí se verían afectados, dado que el poder adquisitivo de la moneda nacional se ha visto sensiblemente reducido por la devaluación de la moneda y el aumento de los precios. Las personas volvieron a los bancos para extraer su dinero y comprar cualquier divisa (desde libras esterlinas y yenes, hasta pesos mexicanos, como se ha podido observar en Revolico).
El mecanismo actual, como parte de la tarea de ordenamiento, menciona “certificados de depósito”, aunque casi nadie comprende bien lo que esto implica y si, en definitiva, se puede usar como MLC o no. Según el diario Juventud Rebelde, desde el 1 de enero de 2021, los bancos establecen que “las personas que sean titulares de cuentas de ahorro a la vista en CUC, depósitos a plazos fijos y certificados de depósitos, y decidan convertir el saldo —total o parcialmente— de las cuentas en CUC a USD o a EUR, el banco emitirá un certificado de depósito en esas monedas, según las condiciones que se establezcan para ese nuevo producto”. Por lo tanto, el mercado informal continúa siendo más accesible y “seguro” (dinero en mano) para la mayoría de la población que carece de ingresos en dólares.
Además, las autoridades informaron que en las tiendas estatales se seguiría aceptando CUC durante seis meses, aunque todos los cambios serían en moneda nacional. Esta medida ya se había implementado meses antes, en la realidad. Sin embargo, muchos establecimientos, sin previo aviso y contradiciendo la explicación dada a la población, se negaron a aceptar esta moneda desde el inicio del año, lo que obligó a muchas más personas a visitar bancos o Cadecas para cambiar o depositar el dinero en tarjetas magnéticas. Días después, Marino Murillo, jefe de la comisión de implementación de los lineamientos que incluye esta reestructuración monetaria y financiera en el país, explicó que la negativa a aceptar CUC en algunos establecimientos tenía como fin controlar mejor su destrucción y evitar que circulara de nuevo por las calles.
En definitiva, la visita al banco se convierte en un compromiso insoslayable en estos días: colas extensas, con la posibilidad de no poder completar el trámite por las razones más inusitadas, y numerosas motivaciones que mucha gente no puede ignorar en busca de su propia subsistencia, a menudo sin contar con información clara y oportuna. Lamentablemente, pasar un mal rato está garantizado. En estos casos, el tiempo no tiene mucho valor; ni en términos económicos ni, como mínimo, en respeto.