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Cada domingo aguardábamos con emoción ese “Mundo Mágico” de la mañana que nos presentaba Yovalys y su gato Bartolito. Quizás debido a la inocencia o a la falta de otras opciones, esa rutina hacía que muchos de nosotros, a la misma hora, quedáramos fascinados frente a la pantalla.
Es cierto que el programa entretuvo y educó, a su manera. Hoy podría parecer algo anticuado, pero para una televisión que apenas había avanzado en comparación con otros países del mundo, el programa infantil hacía los intentos que podía, o al menos lo intentaba.
Era educativo, y esto se demuestra en las enseñanzas que transmitía. El equipo, dirigido en su última fase por Dania Jiménez, halló la mejor forma de conectar con su audiencia utilizando las travesuras típicas de la infancia, los reclamos de los padres, las disculpas de los pequeños y las lecciones de vida que quedaron grabadas en todos nosotros, quienes crecimos con ese “Mundo Mágico”.
Las historias, costumbres y tradiciones se entrelazaban en los contenidos del programa, añadiendo una pizca de humor, música y juego. No se empleaban términos complicados, lo que fue quizás otro de sus aciertos: enseñar desde un lenguaje sencillo… infantil, pero no condescendiente.
La televisión cubana debería plantearse rescatar esos espacios dirigidos a los niños, readaptarlos y actualizarlos, al igual que la propia industria audiovisual del país en su conjunto. Modernizarse sin perder la esencia y la tradición de la isla debería ser también un objetivo primordial de los medios del país.
La magia del programa reside, como en muchos otros de su época, en el equipo que lo hacía posible. La dedicación y creatividad en su producción hicieron que estuviera al aire por más de 20 años.
Según sus directivos, el programa se basaba en investigaciones para conocer la opinión del público infantil, propuestas que siempre guiaron sus (pequeñas) transformaciones a lo largo de su tiempo en la pantalla.
Bernardo Cordero, Arístides Estévez, Reynaldo Villa, Belkis Díaz y la propia Jiménez son algunos de los nombres que, detrás de las cámaras, hicieron posible su emisión durante más de dos décadas.
Imposible olvidar a Yovalys González, su figura principal y componente crucial para el éxito entre los más pequeños. A su lado, el gato Bartolito, magistralmente dirigido por Angelito Giménez.
Yovalys ha manifestado siempre su cariño hacia el programa. Durante casi todos sus años al aire, logró enriquecerse “como actriz y persona”, según comentó en una ocasión a los medios estatales.
“He tenido la oportunidad de conducir y de interpretar diferentes personajes, como la bruja, que me encanta, ya que es tanto cómica como fantástica. Además, me fascina manejar títeres, como al Duende Dundy, que siempre está haciendo travesuras a los demás personajes y creo que se identifica mucho con los niños”, añadió González.
No hay mayor motivación para un artista que la satisfacción de entretener a los más pequeños. Una vida dedicada a ellos solo se recompensa con su cariño, y de eso, Yovalys asegura haber recibido de sobra.
Ha pasado mucho tiempo desde aquellos domingos en casa, pero muchos deben coincidir en que las mañanas, por cualquier razón, se volvían Mágicas cuando sonaba la música de ese Mundo creado por Yovalys y Bartolito.