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Finalmente, Elon Musk ha concretado su adquisición de Twitter por un monto de US$44,000 millones, poniendo fin a la incertidumbre que ha inquietado a empleados, accionistas y al propio negocio durante gran parte del año. Este movimiento también llevó a Musk a despedir al CEO Parag Agrawal y a otros dos altos ejecutivos.
Recordemos que, aunque Musk aceptó comprar la empresa en abril, pasó meses tratando de desvincularse del acuerdo, manifestando su preocupación por la cantidad de bots en la plataforma y las denuncias de un informante de la compañía.
Sin duda, la compra por parte de Musk y los despidos inmediatos de algunos de sus principales directivos han generado muchas preguntas sobre el futuro de la plataforma y su impacto en varios sectores de la sociedad.
El multimillonario tiene la intención de reevaluar las políticas de moderación de contenido de Twitter, con el objetivo de adoptar un enfoque más maximalista respecto a la “libertad de expresión”.
En este contexto, Musk no está de acuerdo con la práctica de Twitter de imponer prohibiciones permanentes a quienes infringen repetidamente las normas, lo que podría permitir que una serie de usuarios previamente vetados regresen a la plataforma.
Uno de los casos más controversiales será determinar la rapidez con la que Musk podría permitir el regreso del expresidente Donald Trump a la plataforma, como antes había señalado. Lo que está claro es que no desea que Twitter se convierta en un «infierno sin límites».
“Al avanzar en esos aspectos, Musk podría transformar por sí solo el ecosistema político y mediático, redefinir el discurso público en línea e interrumpir el surgimiento de propiedades de redes sociales de tendencia conservadora que han emergido en gran medida como respuesta a adhesiones y restricciones en Twitter y otros servicios”, señala un artículo de CNN.
Recientemente, Musk visitó la sede de Twitter en San Francisco para reunirse con los empleados, y publicó una carta abierta a los anunciantes de Twitter, donde enfatiza que su intención no es que la plataforma se convierta en un “infierno de todos contra todos donde se puede decir cualquier cosa sin consecuencias”.