¿En qué estado se encuentra la producción de madera plástica «hecha en Cuba»?

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Foto: Alexandre Meneghini | Reuters

En 2014, la producción de la conocida madera plástica era un experimento restringido a la cooperativa no agropecuaria La Esperanza, situada en el centro de Cuba. Casi diez años después, ha demostrado ser una alternativa viable que ha incorporado a otras empresas, principalmente del sector no estatal.

Es justo reconocer que los pioneros de la madera plástica en la isla fueron los técnicos y operarios de La Esperanza, quienes trajeron el conocimiento desde República Dominicana y lo ajustaron a las características únicas de Cuba.

Desde entonces, el proceso complejo de obtención de madera artificial a partir de desechos plásticos se ha perfeccionado, convirtiéndose en una propuesta innovadora que no solo evita la tala indiscriminada de árboles maderables, con el consiguiente beneficio ecológico, sino que también ha abierto una interesante fuente de ingresos para los productores, que exportan la madera plástica a varios países de la región.

Un ejemplo de esto es Ecomadera Cubana, que se registró como la primera empresa privada de Sancti Spíritus dispuesta a aprovechar las oportunidades de exportación que abrió el gobierno cubano, según informó en su momento Pavel Sánchez Zerquera, líder del proyecto.

En el interior del país, la demanda de madera plástica también ha crecido de manera significativa. La empresa privada Plásticos Bahamonde, ubicada en la provincia oriental de Las Tunas, se está dedicando completamente a este mercado y busca mejorar sus condiciones laborales para responder mejor a las solicitudes de sectores como el turismo, la salud y el deporte.

A pesar de los distintos enfoques de cada emprendimiento, ya sea en la producción de madera plástica en bruto, perfilada o en diversas líneas de mobiliario, todos comparten el compromiso de limpiar el medio ambiente de desechos, la necesidad de innovar en la búsqueda de soluciones sostenibles, y la implementación de la tan buscada economía circular.

Si bien parte de los desechos plásticos que utilizan son recolectados directamente de los ecosistemas, también mantienen acuerdos con empresas estatales que les proveen materia prima. Sin embargo, la producción de este sector se ve actualmente afectada por el aumento del costo de los materiales, un problema generalizado en el contexto financiero del país.

Sin embargo, a pesar de los posibles obstáculos, la joven industria cubana de la madera plástica sostiene con firmeza la calidad del producto que ofrece: un material que imita la apariencia de la madera, que puede ser incluso más duradero y que no se descompone ni se deteriora fácilmente.

Este recurso se comercializa con éxito en Estados Unidos, Europa, Asia y América Latina, permitiendo no sólo multiplicar las capacidades de la industria nacional de envases y embalajes, sino hacerlo a un costo ambiental sumamente bajo. El futuro de la madera plástica “made in Cuba” dependerá en gran medida de la libertad con que se permita operar a estos pequeños negocios.

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