¿En qué punto se encuentra el “Viaje Infinito” de Wilfredo Prieto en los marabuzales de Zaza del Medio?

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Foto: Twitter

Ni siquiera en los momentos más críticos de la ola Delta en Cuba, ni en pleno auge de la crisis económica, el “Viaje Infinito” del artista contemporáneo Wilfredo Prieto ha cesado.

“No ha avanzado tanto como debería según el cronograma de ejecución, pero tampoco se ha detenido”, afirmó a la prensa Jorge Enrique Suárez, responsable del departamento de desarrollo local del gobierno de Taguasco, municipio al que pertenece Zaza del Medio, donde se está construyendo esta especie de carretera sin inicio ni final que no conecta con ninguna localidad ni lleva a ningún destino.

Un paso a nivel en la intersección de la carretera, la futura cafetería, la oficina administrativa, y un peculiar mirador de madera y guano desde donde ya se puede apreciar el progreso de las obras, son algunas de las actividades realizadas este año en que el Viaje Infinito ha seguido avanzando sin grandes alardes mediáticos.

Desde que, a principios de 2021, el proyecto capturó la atención de los medios por la innovadora utilización de cemento ecológico LC3 en su edificación, la obra de Wilfredo Prieto prácticamente había desaparecido del panorama mediático, al punto de que surgieron rumores sobre su posible cancelación debido a la severa crisis que afecta al país.

Para disipar tales rumores, han sido suficientes las imágenes que los colaboradores más cercanos al proyecto han compartido en redes sociales; fotografías que dan testimonio de la monumental estructura que ha comenzado a erigirse en medio de un terreno que hasta hace poco estaba cubierto de marabú.

Ese siempre fue un aspecto positivo de Viaje Infinito: su beneficio medioambiental; sin embargo, otras perspectivas han suscitado controversia desde que la obra apenas comenzaba a tomar forma en su maqueta: una de ellas es el elevado costo de ejecución.

Que Wilfredo Prieto asuma con todos los gastos es un alivio para la deteriorada economía local, pero no se trata solo de que el artista cubra de su propio bolsillo los costos de la pieza; se trata de que con los recursos destinados a llevar a cabo la obra se podrían mejorar algunas de las carreteras, en su mayoría en mal estado, ubicadas en varios kilómetros a la redonda.

Al principio, la opinión pública manejó un amplio espectro de sentimientos que iban desde el apoyo incondicional, por haber visto a Wilfredo crecer en el vecindario, hasta la negativa de un grupo que cuestionaba “cómo vamos a gastar lo poco que tenemos en satisfacerle un capricho a ese joven”.

A las críticas de aquel entonces y a la mediación de las autoridades locales, que insistieron en el uso social de la obra, se debe en buena parte el rumbo que tomó Viaje Infinito poco después. La escultura ambiental dejó de ser una demostración de poder y excentricidad para transformarse en lo que es hoy: el eje de un proyecto de desarrollo local que, gestado en la comunidad, finalmente la beneficiará.

La idea, según Prieto y sus representantes en el terreno, es que la carretera funcione como un gran parque al que las personas acudan para disfrutar del entorno, la vegetación, y en el que puedan encontrar un complejo de servicios culturales y gastronómicos; todo ello con una plantilla mínima y la colaboración del sector no estatal de la economía.

En términos conceptuales, la obra ya es un éxito; queda por ver si se logra concretar el sueño megalómano de un emporio de consumo cultural en medio de la naturaleza. De no ser así, una inversión tan significativa podría resultar en una simple cafetería al costado de la autopista, que no es lo que persigue el artista, ni mucho menos lo que necesita Zaza del Medio.

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