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Texto: Raúl del Pino
El equipo Cuba se deshizo de los fantasmas que lo atormentaron en el pasado y consiguió este miércoles una victoria épica frente a Australia en el Clásico Mundial, un triunfo que se grabará en la memoria junto a otros grandes momentos de la rica historia del béisbol cubano. El ya famoso #TeamAsere mantuvo su tradición ante el seleccionado de la Isla Continente, logrando un reñido triunfo de 4×3 que les asegura un lugar en la ronda final de la ciudad estadounidense de Miami.
Aunque los caribeños llegaron como favoritos sobre el papel, nadie se atrevía a asegurar un triunfo sencillo en este crucial partido de cuartos de final en el majestuoso Tokyo Dome de la capital japonesa. Las tres últimas décadas de reveses en el ámbito internacional enseñaron a la afición cubana a sufrir en silencio, pero esta nueva victoria les devuelve la esperanza y coloca a la selección de las cuatro letras de nuevo en el escenario mundial, algo que no sucedía desde el primer Clásico en 2006.
Varios momentos del partido hicieron recordar a muchos suspiros de ediciones pasadas, como el caso de 2013 cuando Cuba estuvo a un paso de las semifinales tras perder ante Países Bajos. Sin embargo, esta vez los errores y los pésimos corridos de bases no le pasaron factura a la novena antillana, que logró asegurar su tercera victoria consecutiva después de haber tenido dos derrotas en sus presentaciones iniciales.
El diestro Yariel Rodríguez inició de manera imponente desde el montículo, pero en el segundo inning perdió el control de sus lanzamientos y permitió la primera carrera del encuentro. En los siguientes dos capítulos, el camagüeyano no logró controlar eficazmente sus envíos, y la dirección del equipo decidió retirarlo tras conceder un total de cinco bases por bolas y permitir una carrera limpia junto con dos hits en 3.1 innings.
En su lugar entró otro derecho, Luis Miguel Romero, quien había tenido un par de relevos de alta calidad en la fase de grupos. El guantanamero respondió nuevamente, manteniendo a la ofensiva australiana en cero y lanzando 1.2 entradas de excelente nivel. Para cuando el pitcher de los Oakland Athletics concluyó su trabajo, el partido ya estaba empatado gracias a un rodado de Luis Robert Jr. que impulsó a Roel Santos en el tercer inning.
Pero al final del quinto, la ofensiva cubana se desató. Primero, un sacrificio de Alfredo Despaigne con las bases llenas, seguido de un sencillo remolcador de dos carreras de Yoelkis Guibert, llevó el marcador a 4×1 a favor de los cubanos cuando aún quedaba menos de la mitad del juego.
Destacar a Yoan Moncada, el antesalista que, tras fallar ocho veces al bate consecutivas en los dos primeros encuentros, se ha afirmado como el líder indiscutible del line-up al brillar en ambos lados del cajón de bateo. El cienfueguero de los White Sox volvió a lucirse hoy con dos hits y dos boletos, embasándose las cuatro veces que se presentó ante el plato.
Con una ventaja de tres carreras en la apertura del sexto inning, el mánager Armando Johnson no dudó en llamar a su mejor carta, el zurdo Roenis Elías, quien es considerado el probable abridor del hipotético partido semifinal. Algunos se sorprendieron de que no lo trajeran antes en sustitución de Yariel Rodríguez, especialmente cuando contaba con otros lanzadores de calidad en el bullpen.
Sin embargo, la jugada casi se le escapa de las manos; el pitcher de los Chicago Cubs no tuvo un buen inicio en la alta del sexto. Tras un error defensivo del paracortos Erisbel Arruebarrena, el sexto bate australiano Rixon Wingrove conectó un largo cuadrangular hacia el jardín derecho, con un hombre en primera base, reduciendo la diferencia a 4×3.
Los nervios comenzaron a aflorar en un equipo cubano que no pudo ampliar el marcador a pesar de tener varias oportunidades. Superado el susto, Elías se recompuso y logró retirar dos innings sin más anotaciones, dejando el camino preparado para los dos estelares cerradores de la Liga Japonesa.
Liván Moinelo y Raidel Martínez hicieron el trabajo, aunque no sin provocar más sudores a los millones de fanáticos cubanos que seguían el partido desde distintos puntos del planeta. El zurdo de los Halcones de Softbank supo reponerse tras complicaciones en el octavo, y posteriormente, el apagafuegos de los Dragones de Chunichi fue implacable, retirando a todos en el noveno inning.
Con una slider a 86 millas, el out 27 de Australia llegó y con él, la esperada victoria para Cuba, que ha logrado resurgir como el ave Fénix en un torneo donde estuvo a punto de firmar otro gran fracaso hace unos días. La euforia y celebración estallaron en el centro del diamante y luego en el clubhouse, antes de que todo el equipo se retirara hacia el hotel para empacar rumbo a Miami.
Precisamente en el LoanDepot Park de la Pequeña Habana, Cuba enfrentará su próximo partido el domingo a las 7:00 pm ET contra el ganador del grupo D y el segundo lugar del grupo C. Un encuentro que se matizará por mucho más que béisbol y promete generar incluso más emociones que las vividas hasta ahora.